El pasado 28 de septiembre se cumplieron 14 años de la desaparición de Sofía Herrera, la argentina a quien su entorno familiar le perdió el rastro, en el campamento John Goodall, ubicado a 60 kilómetros de Río Grande, en Tierra del Fuego.
La menor tenía solo 3 años cuando fue vista por última vez. Aunque esto sucedió en 2008, su círculo de familiares aún espera localizarla y la han estado buscando.
Recién en 2020 Interpol emitió una orden de captura extranjera contra el principal sospechoso: el ciudadano chileno José Dagoberto Díaz Águila, un ermitaño de Chiloé, cuyo destino se desconoce desde 2016.
Díaz, apodada «Espanta los ángeles Virgen», conocida gracias a dos testimonios clave: el brindado por un suboficial de la policía provincial que participó en la primera búsqueda de Sofía, y la descripción brindada por uno de los niños, quien en el campamento.
El funcionario dijo que en ese momento mantuvo contacto con el sujeto, quien supuestamente le confesó “saber dónde está Sofía”, mientras que el chico, cuando cumplió 18 años, volvió a llamar a través del juicio y repitió su versión de los hechos.
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La descripción del joven hacía imaginable hacer un retrato-robot o retrato-robot del chico, coincidiendo en un 75% con las facciones del sospechoso, que tal vez solo vive en Chile, más exactamente en Punta Arenas.
“Seguimos buscándola. Siempre. Esperamos que esté vivo. Y yo la seguiré buscando hasta el último día de mi vida”, dijo a Clarín María Elena Delgado, la madre de Sofía, el miércoles pasado.
Recientemente, surgió una pieza que le dio esperanza a María Elena. Una adolescente de la misma edad que ahora sería Sofía (17), se parece mucho a la menor desaparecida.
Lo anterior requería que la mujer tomara todos los pasos obligatorios para solicitar un análisis de ADN para verificar si se trataba de su hija. «Lo vi muy similar. No solo ahora. He notado tomas de cuando era más joven y también se parece mucho». mi hija», dijo.
Sin embargo, una sentencia dictada en Tierra del Fuego le negó la oportunidad de hacerse la prueba, porque los padres de la niña habían presentado todos los documentos de adopción y estaban «en regla».
Luego de una asamblea con el ministro de Seguridad Nacional, Aníbal Fernández (al igual que los padres de otros niños desaparecidos), el funcionario le prometió a María Elena que se le realizaría el ADN.
“Lo último que perdemos es la esperanza. Es un día muy infeliz porque estamos viviendo todo de nuevo. Pero lo hacemos con mucha fuerza porque como madre sé que ella me está esperando en algún lado. ella», sostuvo.
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