Que no te engañe el verano indio que vivimos: se acerca el invierno. Y con él, el descenso de las temperaturas que nos obligará a buscar respuestas ingeniosas para no quedarnos sin sangre en casa sin tener que pedir prestado para pagar la factura de la calefacción. Especialmente este año en el que los valores energéticos nos obligan a ser más cuidadosos que nunca a la hora de calentar nuestras casas. Y no solo por el valor que tendremos que pagar a cambio, sino porque el bienestar de nuestro planeta también exige nosotros a nuestro consumo.
Por Claudio M. de Prado
Por Claudio M. de Prado
¿Significa esto que tendremos que renunciar a vivir en un espacio donde hace mucho frío?No hay razón. Cambiar algo de nuestro comportamiento es más que suficiente para no tener que sufrir en los próximos meses. Por ejemplo, no llevar prendas cortas de verano dentro de casa porque los radiadores a tope nos hacen que todavía estemos en agosto. Recuerda: si sudas por dentro el espacio mientras el termómetro muestra temperaturas cercanas a cero en el exterior, no está haciendo nada mal.
Eso sí, todo se ajusta a la hora de pasar a la cama. Todos coincidimos en que no hay nada más desagradable que quedarse dormido entre sábanas que parecen recién salidas del Ártico. Por eso, con el paso de las décadas, se utilizaron trucos como conseguir en él con una bolsa de agua caliente o incluso pasando una especie de brasero con un cuidado para calentarlos desde el interior antes de ir a la cama.
Remedios muy efectivos pero no propios del siglo en el que vivimos. Sobre todo cuando ahora tenemos acceso a oportunidades mucho más complejas en términos de generación como son las capotas eléctricas. Es una fórmula totalmente de moda que, como una capota colocada sobre el colchón , nos permite decidir la temperatura a la que debemos ubicar la cama y mantenerla hasta que nos quedemos dormidos.
El hecho de que será una de las piezas destacadas de este invierno lo demuestra la acumulación de pedidos en este sentido esas semanas en páginas como Amazon. con una rebaja del 50% sobre su precio original: 34,99€ en lugar de los 69,96€ que cuesta.
Hablamos de este modelo Medisana 150×180 cm apto para todo tipo de medidas de cama y no te darás cuenta de que está ahí cuando te acuestas en la cama, por el calor que desprende. Un calor que, de paso, puedes regular a tu gusto, ya que incluye otros 3 grados de temperatura para que puedas ubicar el que más productivo se ajuste a tu ideal de comodidad y así mantenerlo durante 180 minutos, tiempo máximo que puedes programar para que se apague una vez que estés dormido.
Para ello, solo tendrás que decidir las dos variables, temperatura y tiempo, en tu estresado mando a distancia. Fórmula eléctrica que, por supuesto, puedes retirar sin problemas para lavar la funda en la lavadora cuando quieras. Y es importante recalcarlo: lo es mucho porque tiene una fórmula que desconecta detectando un sobrecalentamiento.
“Lo prendo en parte una hora antes de irme a la cama a la temperatura máxima (nivel 3) y luego cuando me voy a la cama le pongo la temperatura a uno de los 3 grados que permite según la temperatura ambiente. Con esto no solo me caliento, pero los músculos y me duermo de inmediato», se lee en una de las reseñas más recientes que dejó en Amazon uno de los consumidores que ya lo compró, que en realidad llamará la atención de los atletas que están mintiendo en úlceras por decúbito después del entrenamiento. ¿Tu opinión será la próxima? Por los 34,99 € que cuesta, vale la pena el desvío.
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