Me han diagnosticado SIBO: ¿cómo es mi nutrición?¿Qué puedo comer y qué no?

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Desde hace meses escuchamos en las redes sociales una nueva palabra: SIBO. O, lo que es lo mismo, sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.

Es un trastorno que ocurre cuando hay una acumulación de bacterias en este órgano, que produce:

Estos síntomas, crónicos, pueden tener un efecto significativo en la calidad de vida de los pacientes.

Este es un síndrome recién diagnosticado; Se estima que el 22% de la población presenta alguna de esas alteraciones, alcanzando el 85% en pacientes con intestino irritable.

Una vez confirmado el diagnóstico de SIBO, el remedio es farmacológico combinado con cura nutricional (o cura nutricional), tal y como explica a ‘Guías de Salud’ Marta Mercadal, dietista-nutricionista especializada en patologías digestivas.

«La nutrición baja en FODMAP es, como veremos más adelante, una nutrición que se utiliza para tratar a pacientes con síndrome del intestino irritable y para tratar otras situaciones digestivas como el SIBO. »

Este régimen se compone de 3 fases:

En una primera fase se eliminan los alimentos con un alto contenido en azúcares fermentables, llamados FODMAP: oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables.

Para tratar el SIBO es tener una nutrición sin carbohidratos fermentables.

Estos carbohidratos que habrá que eliminar se encuentran en:

En esta fase descargamos que las bacterias que han evolucionado en nuestro intestino no fermentan esos azúcares (“no se alimentan de ellos”) y, por lo tanto, buscamos aminorar los síntomas tan característicos del SIBO.

Esta nutrición se mantendrá durante unas seis semanas. Y, posteriormente, los otros equipos FODMAP comenzarán a reintroducirse gradualmente uno a uno con un período de «lavado»; (es decir, volver a la nutrición baja en FODMAP durante 2 o 3 días) antes de comenzar la reintroducción del siguiente grupo.

Finalmente, cuando se han reintroducido todos los subgrupos, adaptamos la misma nutrición anterior del paciente a la tolerancia observada en otros FODMAP.

Si tolera adecuadamente la lactosa, entonces «le sugerimos que tome lactosa o que tome sólo la cantidad que se haya observado que tolera sin que aparezcan síntomas».

El especialista recomienda que “esta nutrición se haga a través de un nutricionista, porque habrá que adaptarla a cada paciente”.

Al tratarse de una nutrición que restringe muchos alimentos, «es sencillo caer en la monotonía y no contar con la suficiente variedad de alimentos que nos permita cubrir nuestras necesidades». Así, con la ayuda de un nutricionista-nutricionista buscaremos un microbiota sana.

SIBO, un síndrome que afecta a una de cada cinco personas

Por lo tanto, también se puede excluir un TCA imaginable. En pacientes que padecen estos trastornos «no será aconsejable utilizar una nutrición baja en FODMAP como componente del tratamiento».

Porque como dicen los dietistas-nutricionistas, “en la consulta no tendremos que ver una enfermedad, sino un paciente que la padece, un usuario en su contexto y circunstancias”.

Es vital resaltar la voluntad de tratar el SIBO de forma multidisciplinar, a través de un médico, un nutricionista y, si es necesario, un psicólogo que ayude a tratar la patología «ofreciendo al paciente equipos para el manejo de la tensión y el descanso».

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