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Por Teresa Romero Martínez
El toque provocador y oscuro de la trama así como la cinematografía la convierten en la joya cinematográfica de la que todo el mundo habla. La ganadora del Oscar al Mejor Guión Original por La joven promesa, Emerald Fennell, conquistó la Navidad dirigiendo esta película protagonizada por Jacob Elordi y Barry. Keoghan.
Más allá de la trama y, sin querer spoilear nada, los vestidos de la película supieron hipnotizarnos; a pesar de que se estrenó en España el 22 de diciembre. Vogue USA ya entrevistó a la responsable de vestir a los jóvenes adinerados de Saltburn, Sophie Canal. La modista explicó que utilizó sus propias prendas o las del cineasta inglés, porque «dado que están ambientadas en el pasado reciente, las prendas no se consideran antiguas y son más difíciles de localizar en los mercados de pulgas». La diferencia de elegancia entre los personajes es palpable en el hecho mismo (¡alerta de spoiler!) de que Oliver tuvo que hacerlo. contrató su esmoquin o ni siquiera le dijeron que trajera su esmoquin o traje para cenar porque, por supuesto, en un círculo de parientes como los Catton, los looks de cena rezuman sofisticación.
El lujo silencioso –o al menos su filosofía– parece entre líneas: cuanto menos te vistas, mejor; más dinero se pretende tener. El prestigio se materializa así a través de la vestimenta de los personajes. La oda y la denuncia de los estilos de vida de la alta elegancia social británica se fusionan y dan lugar a un vestuario impecable fomentado a lo largo del primer lustro del siglo XXI.
Oliver Quick, chico de supuesta clase media baja que ingresa en Oxford, es la clara personificación del nerd o el empollón. ¿Cómo lo muestra? Vistiéndose tal y como lo hubieran hecho sus padres para ir a una comida familiar un domingo de 2005: con unos pantalones de pinzas y una camisa de cuadros.
Las camisas han sido y serán un símbolo de prestigio, pero su naturaleza compleja también ha logrado retroceder para conquistar los estilos urbanos más importantes del mundo.
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Cuando lo hippie se fusiona con el afán de mantener unos cánones estilísticos elevados, las coordenadas a seguir son de lo más variadas: looks creados con prendas clásicas pero con toques sutiles que aportan color; diseños deconstruidos se mezclan con otros más estructurados para que el desaliño sofisticado sea la máxima. Así, Elspeth (Rosamund Pike) reinventa el estilo boho-chic combinando prendas más bohemias con clásicos de Chanel o de otras firmas de lujo.
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Literalmente, es no olvidar el gusto de Portia de The White Lotus al analizar el gusto de Venetia interpretado a través de Alison Oliver. Tuntuncore o vestirse como un loco combinando prendas que a primera vista son antagónicas en términos de gusto ha elevado al personaje a niveles exponenciales. La escena en la cancha de tenis –sí, en la que jugaban con esmoquin y Venetia vestida con peep feet de lunares y un mono de lentejuelas– es la representación más clara de la combinación de prendas que componen el look de la hermana de la familia. Alegría, energía y un trasfondo oscuro salpicado de inseguridades y trastornos alimentarios.
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El gusto bohemio chic de Elspeth (Rosamund Pike) contrasta con el de su hija, Venetia, que simboliza a través de piezas «rave» que no olvidan su máximo toque infantil.
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Prendas metalizadas, brillantes y accesorios como collares gigantes; las piezas y accesorios que en 2006 las madres de la Generación Z no nos dejaban usar porque eran de “mayores”, con ese toque nu-rave o new rave que aportaban elementos como los ojos ahumados y las uñas negras. Un estilo muy similar al de Kate Moss en los 90, y que inspiró el diseño del vestuario como ya declaró Emerald.
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El polo es la prenda preppy que más veremos la próxima primavera-verano 2024. Como no podía ser de otra manera, en Oxford y en 2007, los polos se contagian del ambiente universitario y la dejadez. O dicho de otra manera: de la despreocupación de la clase alta. Miu Miu, Stella McCartney, Dries van Noten, The Row, Loewe o Gucci ya pusieron el foco en una prenda que Saltburn convierte en el símbolo de identidad de Felix Catton y de su clase social.
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Si hay un cliché que nos viene a la mente cuando comunicamos sobre estatus, es la hora del desayuno, el almuerzo y la cena; mientras que tú sólo tendrás que sentarte en la mesa y esperar a que el personal de limpieza te sirva la comida. ¿La forma de hacerlo? Envueltas en vestidos de satén o con estampado de tartán como los personajes de Saltburn. Mirada perfecta para ver The Ring en familia, vestidos con un pijama de seda adaptado.
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