Elogio (o casi) de Pedro Sánchez

La consulta plenaria del movimiento de censura ha tenido, por supuesto, momentos estelares. Uno de ellos, la demoledora intervención de Inés Arrimadas, resumiendo la cantidad de abusos cometidos a través de Pedro Sánchez desde su llegada a La Moncloa. Es escuchar de nuevo.

Siguiendo esta pista, me propuse desandar el elogio, el elogio político, del Presidente del Gobierno. Ese, en definitiva, es su mérito.

En cuanto a éxitos netos habrá que posicionar la operación Kabul, la excepción ibérica, que liquidó, sin pestañear y sin coste alguno, a 3 supuestos pesos pesados: Carmen Calvo, Iván Redondo y José Luis Ábalos. recuperó algunos desguazados (traidores), como Óscar López y Antonio Hernando.

Sánchez señala que la salida de la pandemia del Covid no se debe a su mérito ni al del gobierno. Ya hemos hablado de su habilidad demostrada como vendedor de humo.

Continuando con sus éxitos, el presidente del Gobierno ha sobrevivido a todos sus enemigos desde dentro: Alfredo Pérez Rubalcaba, Susana Díaz. . . Y en cuanto a los barones socialistas, se atreven a alzar la voz.

Entre los políticos que con él enterró (políticamente) a Mariano Rajoy, Albert Rivera y Pablo Iglesias. Sólo Isabel Díaz Ayuso resistió.

Sin embargo, acumula muchos falsos éxitos, como es el caso del gobierno de coalición. Todavía no está roto, pero sí dividido. Podemos se libera y ayuda a seguir poniendo en apuros al Partido Socialista, cada vez.

Sánchez anda con soltura en instituciones extranjeras, a las que cada vez viaja más, pero España sí cuenta a nivel de extranjeros, no hay españoles en puestos aplicables, nos llaman casi a la cola.

Proclama que ha «pacificado» Cataluña, comparando el escenario social que existía cuando él llegó y el que existe ahora, pero oculta que al deshacerse de las leyes básicas, dejó indefenso al Estado para el próximo asalto, que llegará más rápido. que más tarde

Tiene perfectamente controlado su partido, donde se alza una voz soltera discordante, pero sí la cuenta, sí cuenta con ella, no hay debate interno. Lo drogó.

Él domó a los sindicatos, pero gracias al dinero del presupuesto y otros beneficios. En otras palabras, los compró.

Mantiene la calma del ejército, pero esto es gracias a Margarita Robles, y también a los aumentos salariales ya un aumento muy grande en el presupuesto de defensa.

Tiene al Grupo Prisa a su lado, pero concede entrevistas a Carlos Herrera, Carlos Alsina, Ana Rosa, Susana Griso, Vicente Vallés. . .

Hablando de dificultades, comenzaron a silbarle y dejó de caminar por las calles y plazas. A cambio, organiza reuniones falsas con activistas socialistas y jubilados falsos.

Ha sumido a este país en gravísimos desórdenes por decisiones que se han consultado a cualquiera, como la sustitución de la política en el Sáhara. Sigue sin explicar si se trata de una pena pagada en Marruecos por quién sabe qué chantaje.

Al mismo tiempo, aprueba resoluciones que sí aprueban cualquier proyecto de ley. Tras la firma por el Instituto de Empresa, coloca a su mujer en régimen de máster en la Universidad Complutense, y pasa la cosa. Decenas de violadores salen de prisión y a muchos de ellos se les reducen las sentencias, y pasa algo.

Ha desmantelado la del CIS, y no pasa nada. Dimite el director general de la Guardia Civil y no pasa nada. El portavoz parlamentario Patxi López ha sido citado como uno de los participantes en las cenas de Tito Berni, y no pasa nada.

De momento, en fin, ha demostrado que sí tiene demasiados principios. Se avergüenza de su más allá o de sus promesas rotas. Lo vende todo, mientras se quede en la silla. Y, si es necesario, jugar basura (se ha recordado el intento de amañar una votación en el Comité Federal).

Pero el balance final es que, a pesar de los 3 años de gobierno, y el desgaste que eso le provoca, Pedro Sánchez mantiene al tipo. Eso sí, maniobra, miente y miente, pero sin que esa costumbre te haga pagar de más. . . Por ahora. Y viniendo del Parlamento, como sucedió con las decisiones de enviar ayuda a Ucrania en su guerra con Rusia.

Sigue en La Moncloa y comprobará su suerte allá por las elecciones de finales de 2023. Y los que le hayan muerto, que se miren en la ropa. Porque Sánchez, como hemos visto, es mucho Sánchez.

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