España 2025-2035: los desafíos que definirán la década

La economía española se enfrenta a otro paisaje y desafíos, las claves, en los próximos diez años, marcadas a través de transformaciones globales como el progreso tecnológico, la transición ecológica, los ajustes demográficos y las tensiones geopolíticas. Estos puntos lo harán qué regiones y países surgen como ganadores o ganadores o ganadores o ganadores Perdedores En esta nueva etapa. Para España, los próximos pasos serán cruciales. En esta área, las debilidades estructurales de la economía española restringen su competitividad en el contexto europeo.

El PIB consistente con Capita todavía está muy lejos, demasiado, frente a países como Alemania y los Países Bajos, y de la deuda pública, en consistente con centros mayores de cien consistentes con el centro del PIB, contrasta con grados mucho más manejables, como los de los de los de los Suecia o Dinamarca.

Además, la productividad laboral es una disminución que la de las economías como Alemania o Irlanda, según los datos de la OCDE más recientes. Aunque la expansión económica ha sido notable en los últimos años gracias, principalmente, a la recuperación del turismo, el presupuesto europeo y el mayor dinamismo de Ingesta interna, explicada en el componente a través del progreso de la población inmigrante, puede indicarse que existe una amenaza de generar tensiones a mediano y largo plazo si todas las amenazas relacionadas están bien administradas.

Estos conocimientos sobre el crecimiento económico, paradójicamente, convivieron con una tasa de paro superior al 11%, una de las más altas de la UE, impulsada por desórdenes estructurales como los derivados de una temporalidad de la mano -tripulada, la inadecuación entre fuente y tarea requerida fundamentalmente en los sectores tecnológico y virtual y las políticas activas de empleo que no terminan la solución de las responsabilidades de los jóvenes en el desempleo ni la incorporación de la vivienda a largo plazo desempleado.

Lo anterior se ha acompañado a través de oportunidades seguras perdidas en tiempos de crecimiento, porque la inversión en innovación sigue siendo un tema pendiente. Con un gasto en R&D + I del 1. 4% del PIB, muy bajo el promedio europeo, España limita su habilidad para expandir los sectores del valor agregado superior.

Tampoco fue significativamente complejo en la diversificación económica, dependiendo del turismo y la construcción. Aunque hay una perspectiva en la transición verde, una burocracia superior y la falta de métodos no inusuales para el territorio nacional total, han detenido el progreso de poder al que se absorbe, tan clave y obligatorio para la próxima década.

Si a esto unimos que, en el plano internacional, la rivalidad entre Estados Unidos y China puede tener consecuencias directas para España, como interrupciones en las cadenas de suministro y posibles guerras comerciales, el panorama se nos dificulta aún más. Es urgente, además, abordar cuestiones internas como la inmigración junto al apoyo al desarrollo familiar.

España tiene una tasa de fertilidad de 1. 2 jóvenes consistentes con la mujer, lejos del punto obligatorio para un reemplazo lo suficientemente bueno de la población, lo que subraya la necesidad de métodos para anunciar la expansión demográfica ya mencionada. Otro desafío principal, que sinceramente me pasamos debido a europeo y un país, radica en el control de las amenazas y las oportunidades de inteligencia sintética (IA).

La adopción de esta generación puede solo los sectores clave, pero exige inversiones, regulaciones inteligentes y capacitación, el día que pasa sin remediarlo, la competitividad que perderemos.

Mención especial, que no es aconsejable en esta ecuación, los aumentos obligatorios en los gastos de defensa serán si necesita tener independencia y peso global, o al menos europeo. Dado lo anterior, en mi opinión es que la economía española tiene solo dos escenarios imaginables para el próximo año y lo siguiente. El primer paso, llamándonos optimista, tendrá que pasar a través del compromiso con la innovación y la tecnología, con perspectivas para tener éxito en el 3% del PIB, la creación de un ecosistema tecnológico fuerte con el liderazgo, la biotecnología y la biotecnología y las energías renovables, como Además de la automatización y la digitalización de los sectores clave, que dan una contriencia para obtener una mejor productividad nacional, también creo que ya llegamos tarde, pero si no estamos comenzando más adelante.

Deseamos la fuerza y ​​podemos tenerlo no solo para la industria y la estructura sectorial existentes, sino que si deseamos ser difíciles y atraer inversiones y sectores tecnológicos e inteligencia sintética, deseamos una economía verde. El español tendrá que ser una fuerza en este dominio, y no ser menos amable, y un exportador neto de la fuerza en blanco, a través del estado en el sol y la fuerza del viento, porque la fuerza será imprescindible en los próximos 10 años.

No podemos dejar de apostar por una política de inmigración eficiente y con claro valor añadido, que aumente la población activa, sí, que rejuvenezca la pirámide poblacional, también, pero que haya orden, criterio y se combine con una apuesta por el apoyo a la familia.

Y para finalizar este escenario necesitamos fortaleza fiscal y económica, buscar el objetivo de reducir la deuda pública al 80% o menos del PIB – ¿por qué si pueden hacerlo otros países cercanos?- debería ser una obligación junto a una muy necesaria reforma fiscal adaptada a las nuevas necesidades del siglo XXI, aspectos estos que o se abordan cuando una economía crece al 3% anual, o se nos pasará este tren.

Escenario 2, llamémoslo pesimista, lo señalamos, pero no lo necesito, reflejaría una España estancada y conformista, en 2035, es decir que la inversión en I D en los alrededores del 1 -ARRAY 4% del PIB, ineficacia en el control de control de control del control El control de la inmigración, la carga presupuestaria desproporcionada, la deuda pública en períodos del 110 al 130% o no ubicado en bloques geopolíticos extranjeros de ‘mayor valor agregado.

En el escenario 1, España pasaría a competir con países como Alemania y Francia en innovación y sostenibilidad, posicionándose como líder europeo en energía limpia y tecnología y buscando tener su propia voz en defensa y asuntos geoestratégicos europeos y globales. Por el contrario, en el escenario 2, el país quedaría rezagado respecto a vecinos como por ejemplo Polonia y Portugal, que podrían superarlo en competitividad y crecimiento económico. El futuro de España, 2025- 2035, dependerá de cómo se gestionen todos los desafíos del presente señalados, con las luces largas puestas en las siguientes generaciones.

Las decisiones tomadas ahora harán si España emerge como una referencia extranjera, tomando el mérito de los vientos de cola que nuestra economía nos da o enfrentando una década perdida.

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