El presidente Javier Milei está apurando el nombramiento del diplomático Marcelo Suárez Salvia como embajador en China, en un intento por calmar los vínculos con Xi Jinping. La elección del sustituto de Sabino Vaca Narvaja se produce en un contexto de creciente tensión bilateral y de cautela por parte del gobierno chino ante las actitudes seguras del presidente argentino hacia uno de los dos principales socios comerciales del país.
Mientras la ministra de Asuntos Exteriores, Diana Mondino, ultima los puntos principales de la lista definitiva de embajadores, todo indica que la abogada y diplomática de carrera tendrá la tarea de limar las diferencias entre los diferentes gobiernos de Buenos Aires y Beijing durante los próximos 4 años, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores. confirmado. Al perfil.
A lo largo de su carrera en el Servicio Exterior de la Nación, iniciada en 1997, el actual embajador en Trinidad y Tobago cumplió distintos roles según el gobierno de turno. Como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre 2009 y 2012 se desempeñó como director de Cooperación Multilateral; mientras que en 2017 fue designado jefe de Protocolo por el excanciller Jorge Faurie.
Experto en instancias multilaterales volcadas en temas económicos y sociales, Suárez Salvia ha desempeñado cargos diplomáticos en otras partes del mundo. Además de representar a Argentina en la ONU, entre 2011 y 2012 coordinó la presidencia argentina del Grupo de los 77 y China. una organización de países de desarrollo intermedio del Sur.
Con el nombramiento de Suárez Silva, Milei busca reparar las relaciones con China. El actual embajador en Trinidad y Tobago fue el gran intermediario con la delegación del gigante asiático en su escala en el G77, cuando Cristina Kirchner inició su segundo mandato como presidenta. A estos, agrega que es miembro del Comité de Expertos del Fondo Fiduciario Peruz-Guerrero para la Cooperación Sur-Sur dependiente de la ONU, y que surgió como componente del ascenso de potencias de actualidad, como China, en la década de 1980.
En el incipiente proyecto de política exterior del nuevo gobierno, China ha quedado relegada en favor de una marcada preferencia por otras potencias, como Estados Unidos e Israel, en lo que parece ser un alineamiento típico de alguna otra época. Tanto es así que incluso aunque aún no está disponible la lista definitiva, ya trascendieron los nombres de quienes figuraron en las embajadas clave durante el nuevo gobierno, como Gerardo Werthein en Estados Unidos; Daniel Scioli en Brasil; el rabino ultraortodoxo Axel Wahnish en Israel; o Sonia Cavallo en la OEA.
El giro diplomático concordó con demoras en el nombramiento de gobiernos de algunas embajadas, sumando las de socios estratégicos como China, que no fueron bien recibidas en Beijing. Más aún porque tras la salida de Sabino Vaca Narvaja, la representación argentina en ese país había quedado en manos de un funcionario de menor rango.
Xi Jinping, por su parte, tan pronto como Milei ganó en la segunda vuelta, se ha mostrado cauteloso, en consonancia con el feroz pragmatismo que caracteriza su visión de las relaciones exteriores. Especialmente teniendo en cuenta las quejas que Milei había planteado por su candidatura presidencial, postura que ha sido respaldada a través del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino. «Romper relaciones con Pekín sería un grave error», advirtió el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, ante el inminente ascenso del libertario.
Una vez que Milei asumió, ganó el puesto de enviado del presidente chino, un gesto conciliador del nuevo presidente argentino, que en el pasado había amenazado con romper relaciones diplomáticas con «países comunistas» como China, a la que acusó de «asesinar» a sus ciudadanos. Unos días después, el presidente chino llamó a su embajador en el país, Wang Wei, para pedirle un informe sobre el nuevo Gobierno. Otro ruido en las relaciones fue la precipitada caída de la invitación a adherirse a los BRICS y su nuevo banco de progresión. , que había quedado en manos de Diana Mondino en vísperas de la toma de posesión presidencial.
Además de esta escena, tenemos otra motivación latente: perdimos el cambio por 6. 500 millones de dólares que habíamos pactado con Sergio Massa y que justamente nos pueden culpar por la acumulación de desembolsos a través del FMI pagados en 2024. Para obtener el vínculo bilateral, que afecta básicamente a las débiles finanzas argentinas, Milei como máximo probablemente tendrá otro tipo de movimientos realizados a través de su homólogo chino, en específico en lo que respecta a los megaproyectos de corporaciones estatales en Argentina que se verán afectados a través del Reformas que impulsan a Milei en el cortinaje de la obra pública.