Métodos de médico-legales de los periodistas a utilizar para revelar los ataques de las fuerzas de seguridad

Una imagen que cada vez se repite más: un manifestante o refugiado tendido boca abajo en el suelo, luego de que una multitud huye o que se dispersa el gas lacrimógeno. 

Y la respuesta oficial es casi tan común: un gobierno o departamento de policía alegando que no son responsables por la lesión o muerte.

Que es-lo que realmente le sucedió a estas personas en el medio de todo el caos?

Cada vez con mayor frecuencia, periodistas de investigación de datos abiertos usan métodos forenses visuales para descubrirlo. Las oleadas de protestas contra la brutalidad policial y el racismo, desencadenadas por el la muerte en Estados Unidos de George Floyd, residente de Minnesota, ilustran la necesidad de los periodistas en las salas de redacción de todo el mundo de desarrollar estas destrezas especializadas. Y puede que las protestas solo estén comenzando. Los expertos advierten que el cambio climático y las repercusiones económicas de la pandemia COVID-19 podrían llevar a las multitudes y fuerzas de seguridad a tener conflictos incluso más frecuentes en el futuro.

El enfoque de la investigación forense sobre imágenes no busca un documento que pruebe el delito, o el testimonio de un informante, sino de armar un rompecabezas de imágenes y momentos, los cuales, al considerarse juntos, tienen el peso de las pruebas para tener impacto.

Esta evidencia en bruto no solo puede exponer ataques deliberados de las fuerzas de seguridad, sino también revelar a la policía qué procedimientos diseñados para ser no letales, pueden tener desenlaces letales.

Por ejemplo, en junio de 2020, The New York Times usó marcadores de tiempo en los clips de video para mostrar cómo el uso de proyectiles de pimienta para imponer un toque de queda en torno a las protestas por George Floyd en Louisville, Kentucky, condujo a la muerte de un hombre en su hogar. 

Este enfoque también ha arrojado luz sobre las masacres.

El año pasado, BBC Africa Eye tomó clips de una transmisión en vivo de una protesta en Sudán a través de Facebook, y luego descifró evidencia de la muerte de al menos 61 manifestantes por parte de la milicia de las Fuerzas de Apoyo Rápido, contratados por miembros del consejo militar gobernante. El equipo meticulosamente restableció sucesos de 300 videos grabados con el móvil, la mayoría clips temblorosos grabados por los manifestantes mientras huían.

En abril de 2020, Nick Waters, un investigador de datos abiertos junto con el grupo investigador sin fines de lucro Bellingcat, necesitaban descifrar exactamente dónde Muhammad Gulzar, un inmigrante paquistaní, había fallecido en Turquía, pero solo contaban con videos publicados en redes sociales que mostraban de fondo unos campos de cultivo aparentemente anodinos. Así que usó la dirección de los surcos debajo del cuerpo del hombre, y los patrones de cultivo detrás, para encontrar ese campo a través de Google Earth. Su equipo luego investigó la brecha de tiempo entre el supersónico “crac” de una bala y el “bang” de su cañón para encontrar la proximidad del arma que se escucha en la grabación. En conjunto con cuatro colaboradores de los medios, el equipo de Waters determinó que, a pesar de las denegaciones por parte del gobierno, las fuerzas de seguridad griegas habían usado fuego real contra los refugiados cerca de su frontera, lo que probablemente mató a Gulzar, y lesionó a otros seis.

“Generalmente comienza tratando de obtener absolutamente toda la información visual de un incidente”, explicó Waters, “y usar sistemáticamente cualquier palabra clave que pueda ayudar a encontrarla, pero principalmente se trata de una mentalidad de resolución de problemas”.

Las investigaciones de datos abiertos de los incidentes públicos violentos alguna vez se consideraron una forma de verificación de información en el periodismo. Después de todo, rara vez se nombra al agente o soldado que jala el gatillo, y suelen cumplir el estándar de evidencia del “balance de probabilidades” en lugar de hechos concretos.

Sin embargo, las nuevas herramientas y métodos forenses, acompañados de la omnipresencia global de videos grabados con el móvil, han aumentado la precisión al punto en que estas investigaciones tienen un impacto directo.

En 2018, el equipo de investigación visual del The New York Times rastreó una bala que mató a la enfermera voluntaria Rouzan al-Najjar, quien estaba de pie en una densa muchedumbre de manifestantes palestinos, hasta un francotirador israelí situado a más de 110 de metros de distancia. La tarea del equipo se hizo incluso más difícil por el hecho de que la hora estaba configurada erróneamente en muchos de los móviles que grabaron el video. Pero meticulosamente recalibraron los metadatos para cada uno y encargaron una investigación espacial de la escena, con ayuda de la agencia de investigación con base en el Reino Unido, Forensic Architecture, que trabaja para exponer la violación de derechos humanos, muchas veces en colaboración con organizaciones de la sociedad civil. El equipo de NYT descubrió, gracias a un experto en balística, que una bala israelí probablemente no alcanzó su objetivo, rozó el suelo y golpeó a al-Najjar por encima del pecho.

“Siempre intentamos llegar al estándar más allá de la duda razonable”, dijo Malachy Browne, un reportero de datos abiertos de NYT. “Siempre queremos lograr el máximo. Por ejemplo, nuestra serie de investigaciones sobre los bombardeos a hospitales en Siria del año pasado no hubiesen tenido impacto si hubiésemos dicho, ‘Probablemente lo hizo Rusia, porque lo dicen los testigos y escucharon aeronaves rusas’. Hacer el trabajo de verificar el momento de los ataques, y asignarlo a pilotos específicos, tuvo un impacto mucho mayor. Pero a veces no podemos ser juez y parte, cuando simplemente debemos presentar los hechos como los hemos encontrado”.

Alexa Koenig, cofundadora de Human Rights Investigations Lab en la Universidad de California, Berkeley, dijo que a la próxima generación de periodistas de datos abiertos en Estados Unidos la dirigen mujeres periodistas. Las mujeres representan aproximadamente el 90% de los investigadores estudiantes en el laboratorio, que se asocia con los principales medios de comunicación y hace la mayoría del trabajo preliminar en las tareas como geolocalización, y que el liderazgo del laboratorio es completamente femenino.

En marzo, el Washington Post colaboró con investigadores estudiantes del laboratorio para revelar cómo la policía golpeaba personas en un evento que celebraba la liberación de un preso político Sahara Occidental. “Considero que estos métodos se están haciendo cruciales y fundamentales para el reportaje en el siglo XXI”, observó Koenig. “Será cada vez más difícil para los periodistas estar en el lugar, especialmente en situaciones de conflicto”.

Los principales periodistas investigadores de datos abiertos hacen énfasis en que todos los reporteros, incluso los que no tengan destrezas técnicas, pueden investigar las causas de daños a manifestantes a través de medios visuales básicos, y que no deben sentirse intimidados por la variedad de herramientas avanzadas que se usan en el sector. La evidencia visual obtenida desde algunos ángulos diferentes puede ser suficiente.

En 2017, el mismo equipo de NYT que había usado drones y modelos 3D para exponer la muerte de al-Najjar reveló cómo los agentes de seguridad para la visita del Presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan golpearon a manifestantes en Washington D.C. En esta ocasión los periodistas utilizaron solo grabaciones de televisión y redes sociales. La mayor parte de esa evidencia se recopiló en solo dos días, y parte de las grabaciones claves se obtuvieron de los reportajes regulares, en el sitio. Browne simplemente le preguntó a un testigo si tenía alguna grabación de video de la aglomeración y recibió el archivo a través de un enlace de Google Drive. El equipo luego revisó detenidamente los distintos clips, cuadro por cuadro, desde cinco ángulos, e identificó efectivamente a los 24 hombres responsables del ataque masivo. 

“Los reporteros comunes, los que salen a la calle a reportear, pueden hacer historias como esta”, dijo Browne. “La herramienta más importante es tu ojo, y se trata de ver imágenes de forma minuciosa. Gran parte de nuestro trabajo se basa en los reportajes con datos abiertos y el análisis audiovisual forense, pero lo envuelve el reportaje tradicional: se trata de usar los teléfonos y hablar con los expertos”. 

En entrevistas con periodistas y editores en jefe, GIJN ha identificado 12 técnicas y 12 herramientas que han demostrado ser eficaces en las recientes encuestas, el más importante de los cuales siguieron el daño causado por las fuerzas de seguridad.

Marc Perkins, editor de BBC Africa Eye, afirmó que la historia de la masacre en directo de Sudán, que ganó un Webby Award en mayo de 2020, incluía muchos elementos de reportaje con datos abiertos, pero se construyó sobre tres pilares: labor pionera de programación, reportaje con en la calle, en el lugar de los hechos, y, sobre todo, la valentía de los manifestantes que graban.

“Muchos videos de los que se graban realmente no están publicados, entonces lo que hizo nuestro investigador de datos abiertos, Ben Strick, fue desarrollar su propia secuencia de comandos, su propio código, que sacaba todas estas transmisiones en vivo”, afirmó Perkins. “Había palabras en el código en árabe e inglés. Así que el día de las manifestaciones, ya tenía establecido el proceso para poder [tomar] todas estas transmisiones a medida que iban ocurriendo. Muchas veces, estas transmisiones desaparecen. Él había invertido meses entrenando YouTube para encontrar videos que tú y yo no encontraríamos con una búsqueda sencilla, haciendo un esfuerzo técnico brillante”.

Perkins declaró que el equipo dedicó la mayor parte del tiempo durante la investigación geolocalizando los 300 videos, usando herramientas como imágenes satelitales y Google Maps. Crono localizaron cuándo ocurrieron los sucesos con el audio, sombras de las personas y edificios, y otros marcadores.

Strick trabajó con un productor y dos periodistas sudaneses, además de su equipo de datos abiertos, traductores árabes y colaboradores externos.

“De cierta forma, esto es lo opuesto a como solían trabajar los reporteros, que decían ‘Tengo este excelente video, lo guardaré, no le diré a nadie, e iré corriendo con mi editor”, dijo Perkins. “Así no funciona el periodismo con datos abiertos. Se necesita de muchas personas y mucho trabajo colaborativo para armar el rompecabezas”.

El colega de Perkins, Bertram Hill, recientemente desarrolló una lista completa y accesible de más de 200 herramientas forenses de código abierto, incluyendo muchas específicas para bases de datos africanas.

“Este panel es específico de África, aunque honestamente, es global”, afirmó Perkins. “Esto es algo que me alegra que GIJN comparta. Si tan solo un periodista en cada sala de redacción pudiese aprender un poco sobre estas herramientas, se haría una gran diferencia en el continente [africano]”.

Ese recurso, dividido en numerosas categorías, se puede encontrar en este enlace.

Hubo partes similares a la historia de Sudán en una investigación realizada por Últimas Noticias, en Venezuela, que analizaba la grabación de videos para revelar que las muertes de dos estudiantes en una manifestación en Caracas en 2014 estaban relacionadas con el fuego abierto por parte de cuatro miembros de los servicios de inteligencia del gobierno.

Waters, de Bellingcat, afirmó que la colaboración fue clave en la investigación de Gulzar, al igual que en muchas investigaciones con datos abiertos, con Lighthouse Reports, una organización sin fines de lucro holandesa que coordinaba el proyecto, análisis de video y la investigación especial por parte de Forensic Architecture. Der Spiegel y Sky News hicieron reportajes desde el lugar de los hechos en Turquía y Grecia.

Dijo que Bellingcat ahora usaba la palabra “descubrimiento” para la fase de recopilación de videos en sus investigaciones, ya que el material a veces se usa en procedimientos legales, como el juicio por el derribo del  vuelo MH17 de Malaysia Airlines.

“Al geolocalizar, se trata de tomar cada dato de esa imagen y encontrar lugares donde sea consecuente [con otros datos]”, asevera Waters. “Ya teníamos la idea general, y podíamos ver la línea de la cerca [fronteriza] en las imágenes, así que teníamos una especie de recuadro en el que estaba [Gulzar]. Podíamos ver los surcos de cara a la cerca, lo que reducía los campos en los que podía estar. En el fondo, había dos distintivos, un montículo y una línea de árboles, que reducían la posibilidad a dos campos con surcos perpendiculares. Y solo en uno de ellos se encontraban dos campos más en el fondo, y allí estaba, en la esquina suroeste del campo del sur”.

Al establecer el lugar, y visualizarlo con imágenes satelitales, el equipo luego debía establecer la hora de los sucesos. Waters dijo que el patrón de los disparos, ráfagas automáticas, tiros dobles y tiros simples, resultaron ser cruciales en esta crono localización.

“Las rondas provinieron de un rifle consistente con un M16, o algún otro rifle de asalto de calibre 5.56mm, no una pistola o revólver”, expresó. “El fuego abierto se dio por parte de las fuerzas griegas hacia Turquía ese día. Y en ningún video o imagen estática se vieron fuerzas turcas cerca de esa escena”.

Waters afirmó que invitar a una persona que no haya visto el material a observarlo más adelante en el proceso, “con ojos frescos”, puede revelar detalles que se hayan pasado por alto. Para la historia del New York Times sobre el disparo a quemarropa de un manifestante de Hong Kong el 1 de octubre de 2019, se invitó a Waters a verificar un video analizado previamente. Él encontró que el equipo periodístico inicial ya tenía la historia, pero él pudo señalar una pequeña pieza final del rompecabezas: que uno de los manifestantes estaba empuñando un martillo en la refriega con la policía.

Aunque los periodistas no necesitan ser expertos en tecnología para hacer este trabajo, sí necesitan tener su material visual organizado.

El 1 de junio de 2020, David McAtee, estadounidense dueño de un restaurante, murió al recibir un disparo de la policía que imponía un toque de queda a una protesta en Louisville, luego de que sus clientes se refugiaran dentro de su hogar.

Para investigar lo que ocurrió, Malachy Browne de NYT abrió su programa de edición Adobe Premier Pro y dividió la pantalla de su computadora para mostrar cuatro videos.

A la izquierda, tenía la grabación silenciosa del CCTV desde tres ángulos, provista por la policía local, y los comparó con una transmisión en vivo por Facebook con audio, desde un ángulo distinto, a la derecha. Decidió que no podía usar las marcas de hora, porque parecían ser poco fiables. Así que el equipo de Browne sincronizó los videos usando tres marcadores que se apreciaban en todos los videos: cuando se encienden las luces de un carro, cuando la persona que graba la transmisión en vivo cerró la puerta de su camioneta, y cuando un hombre que se había visto caminando en el video pisa con su pie derecho.

“Luego teníamos los cuatro cuadros alineados y podíamos escuchar desde la transmisión en vivo toda la acción del CCTV, y ver quién disparó primero y qué llevó a esta trágica muerte”, dijo Browne. “Podíamos ver si la policía había incumplido sus propios lineamientos sobre cómo dispersar multitudes no violentas, que fue nuestra conclusión sobre lo que ocurrió”.

Aunque la policía sabía que estaban usando proyectiles no letales de pimienta, la reconstrucción de la escena en video de la historia reveló que McAtee, el dueño de restaurante, tuvo que depender de otras señales visuales para comprender la amenaza: ve una botella explotar en una mesa y algo golpea su puerta principal a centímetros de la cabeza de su sobrina, mientras hombres con uniformes oscuros se acercan con armas compactas. En su confusión, McAtee dispara con su arma, y luego muere por el fuego abierto por parte de la policía.

Mientras tanto, la violencia no letal contra manifestantes puede perder fácilmente la atención por el énfasis que dan hoy en día los medios de comunicación al número de bajas.

El cineasta francés David Dufresne ha demostrado cómo el enfoque sistemático de los reportajes puede exponer la represión policial sistemática, con su proyecto para investigar la violencia contra los manifestantes de Chalecos Amarillos de Francia. Dufresne reveló más de 800 casos de violencia policial o actos indebidos contra manifestantes, incluyendo 24 casos de cegamiento y 279 traumatismos craneales, en una investigación que fue reconocida con el Gran Premio de Periodismo de Francia en 2019.

Dufresne decidió soltar una red a lo amplio, en vez de a lo profundo, al evaluar muchas lesiones en muchas protestas, pero verificar las pruebas de cada imagen, radiografía o video que obtuvo en línea. Encontró que la herramienta Metapicz es efectiva para verificar los metadatos de estos. Dufresne continuó su investigación y, para mediados de junio de 2020 había registrado un total de 950 casos de violencia policial contra manifestantes, incluyendo 340 traumatismos craneales.

Para los investigadores como Waters, hay una emoción especial en presentar evidencia en bruto a las audiencias, y un reto creativo al elegir una presentación que la gente pueda comprender intuitivamente.

Bellingcat llegó a aplicar diferentes estándares de los hechos para sus hallazgos en la misma historia sobre el tiroteo a los refugiados cerca de la frontera de Grecia, dependiendo de la ponderación de las pruebas para cada incidente.

“En el cálculo de probabilidades, podemos decir que a Gulzar probablemente le dispararon las fuerzas de seguridad griegas”, afirmó Waters. “Sin embargo, con respecto al incidente de las 10:57 a.m., podemos decir que está más allá de la duda razonable que las fuerzas griegas le dispararon e hirieron a una persona [distinta] que llamamos Víctima Cuatro”.

Y, aunque el campo se define armando piezas de rompecabezas, los momentos periodísticos eureka todavía ocurren.

“Puede ser un subidón de adrenalina”, dijo Browne de NYT. Refiriéndose al reportaje de su equipo sobre el bombardeo a un hospital sirio, agregó: “Creo que lo mejor fue, para dos miembros de nuestro equipo, cuando escuchamos que un piloto ruso leyó en voz alta las coordenadas de un hospital que estábamos investigando. Una fuente con la que estábamos en comunicación tenía el audio de los pilotos rusos, indagamos un poco más, y alguien había establecido un sistema como un escáner policial. Luego el piloto bombardeó esas coordenadas exactas”.

“Eso resolvió el caso”.

Rowan Philp es un periodista de GIJN. Rowan fue el reportero principal para el Sunday Times, de Sudáfrica. Como corresponsal extranjero, hizo reportajes de noticias, política, corrupción y conflicto en más de dos docenas de países del mundo.

Rowan Philp is a reporter at GIJN. Rowan was formerly chief reporter for South Africa’s Sunday Times. As a foreign correspondent, he has reported on news, politics, corruption and conflict from more than two dozen countries around the world, and has also served as an assignments editor for newsrooms in the UK, US and Africa.

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