Para Jacques Attali, se trata de bonos cr

«Una fritura de pescado es sólo la carne que se come, pero también el lugar donde se come, la ocasión, la ceremonia. Además de ser un rito de evocación del pasado, es una promesa de reencuentro y comunión», escribe Juan José Saer en El río sin orillas. Helado, en esta frase, el concepto central propuesto por el ensayista Jacques Attali en su libro Historias de comida: el acto de cenar (Fonds de culture économique) burocracia en torno a una unidad social mínima que se construye alrededor de una comida y una mesa. Attali construye una línea de tiempo desde el inicio de la humanidad hasta su perspectiva a largo plazo para demostrar cómo la comida condensa historias, valores, deseos y luchas de fuerza.

Attali, doctor en economía, filósofo y músico, tiene una carrera vital en campos como el progreso y la alimentación. En 1980 fundó la organización no gubernamental Acción contra el Hambre y en 1984 el programa europeo de estudios y nuevas tecnologías Eureka. Desde 1981 Hasta 1991, también fue asesor especial del presidente François Mitterrand. En 1991 fundó y presidió en Londres el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y, en 1998, PlaNetFinance, una ONG que promueve el progreso económico de los países más pobres. Como ensayista, Tiene un amplio marco de pinturas que cubren una variedad de temas.

En Food Stories, el uso del plural no es un detalle menor. Los estudios de Attali se desencadenan en varias tácticas: se trata de detallar los orígenes y la evolución de los alimentos en sí, pero también es un cuento que da cuenta de la evolución de las tácticas de comer. a través de continentes, con sus herramientas y rituales de conversión. ¿Qué comían los hombres prehistóricos?¿Cuándo se convirtió el canibalismo en tabú?¿Quién fundó la primera fábrica de refrescos?¿Comemos sentados?¿Comeremos alimentos artificiales en el futuro?

«Desde el comienzo de los tiempos, la comida ha sido mucho más que una necesidad importante. Es también una fuente de placer, la base del lenguaje, una dimensión imprescindible del erotismo, una maravillosa actividad económica, el marco de los intercambios, una detalle clave en la organización de las sociedades. Define nuestra relación con otros humanos, la naturaleza y los animales», escribe sobre las aristas exploradas en el texto.

La comida conduce al intercambio verbal y el habla organiza la sociedad, insiste. Los mitos nacieron alrededor del hogar y los actuales banquetes medievales o cenas de negocios fuerzan los esquemas. En su comunicado «¿De dónde vienen los conceptos inteligentes?»En 2010, el comunicador científico Steven Johnson recordó la posición central de los grandes almacenes de café como lugares de reunión para la expansión de la Ilustración.

Pero, ¿qué tipo de sociedad surgirá en un mundo donde la comida rápida y ultraprocesada está ganando terreno, la mesa familiar se está desmoronando, las horas de trabajo están acortando las horas de almuerzo en busca de una mayor productividad y una parte inteligente de otras personas están cenar solo frente a una pantalla. ?Para Attali, el panorama es desalentador. La sociedad de la hipervigilancia también está penetrando en la dieta. «En esta globalización, el precio ideal ya no será el poder o el gusto, pero los datos y el conocimiento que lo mida: el conocimiento sobre los hábitos alimentarios serán esenciales», predice. «El silencio», añade, es contradictorio con la vida democrática. El diagnóstico tampoco es inteligente para la brecha cada vez mayor entre quienes pueden comer sanamente y quienes tienen hambre o tienen que renunciar a comer alimentos de mala calidad y a afrontar las consecuencias resultantes. problemas de aptitud física.

Encontrar una solución exige ajustes profundos que van desde el acto individual de ralentizar la masticación hasta transformaciones macroeconómicas en torno a la producción masiva de alimentos y los patrones de ingesta. Para Attali, existe el deseo de avanzar hacia un estilo de agricultura local de pequeña escala, en la que los consumidores son conscientes de lo que ingieren, controlan e incluso prohiben las semillas transgénicas y los agroquímicos. La creación de una Corte Penal Internacional para la Alimentación puede justamente perseguir los delitos cometidos a través de las corporaciones del sector. Repensar los horarios de las pinturas para inspirar reuniones y conversaciones es otro concentrado de un plan de acción imaginable.

Mientras los agricultores europeos protestan en las ciudades, millones de usuarios suben fotos de sus platos a las redes sociales. A medida que aumenta el número de personas que padecen inseguridad alimentaria en Argentina, miles de toneladas de alimentos se tiran cada día y terminan en del mar. A las organizaciones sin fines de lucro no les resulta fácil que una multinacional suiza reduzca el contenido de azúcares, grasas y otras partes de sus productos. De una forma u otra, la alimentación, la producción y la distribución son noticia. Para Attali, hay una voluntad apremiante de reactivar el debate y reivindicar la alimentación en su papel social fundacional: la creación de vínculos.

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Número de edición: 10245, 22 de abril de 2024

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