Marin Scarlett, una trabajadora sexual en Londres, Reino Unido, y Nigel Farage, un populista de derecha, nunca se aliarán en una campaña política, pero comparten una causa común a la hora de criticar la fórmula bancaria británica por sus cierres de cuentas. .
Las regulaciones británicas permiten abrir una cuenta bancaria, pero pueden rechazar a los consumidores que podrían dañar su imagen.
Los datos de la Autoridad de Conducta Financiera, el regulador, sugieren que los cierres de cuentas han aumentado desde 2016-2017.
En 2021-2022, los cierres alcanzaron los 1. 000 por día. » Es ridículo que las instituciones monetarias puedan actuar como árbitro de la moralidad»; denuncia Marin Scarlett, de unos treinta años.
Su denuncia recuerda a Nigel Farage, figura de extrema derecha que dirigió el partido eurófobo Ukip. En julio, el primero informó que un banco había cerrado sus cuentas debido a sus opiniones políticas.
«Los bancos deben contentarse con ser bancos y no árbitros éticos», afirmó. El caso puso de relieve al prestigioso banco Coutts, filial de la organización NatWest utilizada en su época por la reina Isabel II.
Durante varios días, el escándalo abrió las noticias, irrumpió en el Parlamento y provocó la dimisión de varios dirigentes. Pero las cuentas finales tienden a otras personas que pintan mucho más en sectores relacionados con la delincuencia; Como pinturas sexuales, denuncian las asociaciones.
Scarlett, que ejerce desde hace quince años, acusa a los bancos británicos de ejercer una supervisión «absurda e injustificada» sobre la profesión, que según ella; ha sufrido cierres de cuentas.
«Aun sabiendo que todo lo que hacemos es legal», «nos sentimos estigmatizados», afirma el activista de la Alianza Europea por los Derechos de las Trabajadoras Sexuales. Su cuenta se cerró por primera vez en 2018. Y durante seis meses, el banco lo suspendió mientras realizaba Una evaluación».
«La discriminación financiera es endémica en el sector bancario británico», afirmó a la AFP Audrey Caradonna, portavoz del sindicato de trabajadoras sexuales (SWU).
Según el sindicato, las denegaciones y cierres de apertura de cuentas se «multiplican» cada vez más, dando lugar a batallas legales.
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