La decisión del PSOE de pactar con los proetarras de Bildu la derogación integral de la reforma laboral ha desatado una polémica de imprevisible magnitud. No sólo los agentes sociales, empresarios y sindicatos, han calificado el acuerdo de disparate, sino que la propia vicepresidenta económica, Nadia Calviño, lo ha calificado de «absurdo y contraproducente» al generar inseguridad jurídica en un momento crítico de la economía española. Pero más allá de lo indigno que resulta pactar con una formación heredera de una banda de asesinos y de lo letal que resultaría derogar la reforma laboral, lo sustancial en este momento es tratar de reflexionar sobre las razones de un acuerdo que, desde un punto de vista estratégico, no beneficia los intereses del PSOE y, por contra, abre de par en par la caja de los truenos en el seno de un Gobierno fraccionado, contradictorio y errático.
Es difícil de entender los motivos que han llevado a Pedro Sánchez a dar el visto bueno a un acuerdo que sólo renta a Bildu en vísperas de las elecciones vascas y supone una afrenta al PNV, uno de los apoyos más estables del Ejecutivo, amén de una humillación al resto de sus socios de investidura, a los que se les ocultó el pacto. Es un movimiento insensato, inexplicable, carente de lógica, salvo que Pedro Sánchez, sobrepasado por la situación, haya aceptado convertirse en presidente-títere y sea Pablo Iglesias el que ejerce el poder en un Ejecutivo descompuesto. Tal vez, Podemos haya logrado someter a un jefe del Ejecutivo que parece más un piloto suicida que un presidente del Gobierno.
La imagen que traslada Pedro Sánchez es lesiva para los intereses de España, porque sus bandazos reflejan una peligrosísima incapacidad para afrontar el reto de encauzar los problemas a los que se enfrenta la nación. En un momento en que España necesita más que nunca alguien que ejerza el liderazgo con sensatez y responsabilidad, Sánchez emerge como una marioneta en manos de la facción comunista de un Ejecutivo en el que las palabras de Nadia Calviño -«absurdo y contraproducente»- retratan con toda crudeza el estado de la situación.