El Brexit, al parecer, ha sido un mal negocio en general para los sujetos existentes de Carlos III. Muchos productos se han encarecido, otros ya no llegan a los grandes almacenes británicos y algunos, como las peras y las manzanas, posiblemente incluso dejarían de producirse allí. Para potencias frutícolas como España hay una oportunidad segura, pero la fruticultura en nuestro país tampoco vive uno de sus momentos más productivos y, por ello, los fabricantes temen no poder sacar provecho de esta situación.
Al igual que en el resto del continente europeo, en las islas británicas se ha disparado el gasto que tienen que afrontar las corporaciones para poner las mismas cosas en los mercados que tenían antes. En el caso de la industria frutícola británica; Gastos similares a electricidad, recolección, transporte y empaque subieron casi un 25%. En 2022, el IPC cerró en 10. 1% y los beneficios agrícolas subieron un 1%. En tal situación, British Apples
Mientras que en el Reino Unido se producen alrededor de doscientos millones de libras de manzanas al año, España produce alrededor de 500 millones. Los mayores productores, sin embargo, son Polonia, con solo alrededor de 3. 500 millones; la Francia, con unos 1. 500; e Italia, con unas 2. 000. Los desórdenes del Reino Unido abren oportunidades para los productores españoles, que pueden producir más para cubrir la nueva demanda, pero no parece que vayan a hacerlo. Aumento de los costes, y también sobreprotección de la vida salvaje, los han derrotado tanto, si no más, que sus homólogos británicos. ¿Podemos seguir desaprovechando oportunidades?