Las familias desconfían del cohete económico de Pedro Sánchez

La economía española, pilotada por Pedro Sánchez, ha ido como una «moto», un «cohete» o una «locomotora», según define el presidente del Gobierno. Como si de un nuevo milagro económico se tratara, el PIB de España apunta al país con mayor crecimiento no solo de Europa, sino del mundo desarrollado, toda una hazaña que tiene explicación por la parte de una inflación galopante, un aumento significativo del gasto público -el peso de esta magnitud alcanza el 50% del total- y la deuda disparada, eso sí, como un cohete y llega a cotas no vistas en Democracia por más que el presidente del Gobierno haya asegurado tenerla bajo control, según ha asegurado tras el último Consejo de Ministros del año.

La deuda de Pedro Sánchez crece a un ritmo frenético y ha aumentado hasta los 195 millones de euros diarios desde su llegada a La Moncloa, a un ritmo de 2. 262 euros por segundo, según cálculos del Instituto Juan de Mariana. esta suma está destinada a inversiones improductivas, sin retorno para los españoles, que pagarán, y no ellos mismos, este legado envenenado. Y es que, por cada punto del PIB que se endeuda aumenta, la economía obtiene un retorno positivo del 1,5%, como lo exige la inversión. Pero la deuda se está desarrollando más rápidamente que la riqueza del país.

La deuda es el gran talón de Aquiles del gobierno de Pedro Sánchez. Gran parte de la expansión se ha concentrado en esta escala mediante una expansión desproporcionada del gasto público improductivo, inundando todos los sectores con subsidios y dádivas, y regalando el efectivo de los contribuyentes como si fuera un bono adicional. En total, al final del tercer trimestre del año, la deuda pública alcanzó los 1. 490 millones de euros, un aumento del 5,4% en comparación con el mismo período del año anterior.

La Seguridad Social registra un incremento de la deuda de 116.000 millones de euros, un 9,4% más respecto a hace un año y se espera que este 2025 este montante registre máximos históricos tras la subida en las pensiones, que se revalorizarán en un 2,8% este año en el caso de los jubilados. Este incremento se debe «a los préstamos concedidos por el Estado a la Tesorería General de la Seguridad Social para financiar su desequilibrio presupuestario», según afirma el Banco de España.

El ejecutivo de Pedro Sánchez se basó en datos de las asociaciones, con un total de 21,3 millones de personas contribuyendo, sin tener en cuenta la pérdida de competitividad y el historial de concursos de acreedores, mientras la recaudación fiscal alcanzaba máximos históricos sin que las familias hubieran percibido la supuesta buena marcha de la economía.

De hecho, las familias se están apretando el cinturón ante la incertidumbre que se avecina: los costes de la energía eléctrica amenazan con causar pánico inflacionario una vez más, mientras que los salarios del sector personal tampoco aumentan. más acorde con los costos de la canasta de alimentos de compra. Del mismo modo, las viviendas y los alquileres emergentes, ya sea en máximos históricos en las ciudades primarias, por encima de la burbuja inmobiliaria de 2006, tampoco ayudan cuando el BCE tiene costos de interés más altos y los bancos, por precaución, están examinando detenidamente los datos. acreedores de préstamos a largo plazo con el fin de pagar las deudas impagas.

No se da dinero en efectivo, ni se accede a la vivienda con ahorros, una medida inteligente que establece la Constitución y que sigue alimentando las especulaciones más descabelladas, fomentadas también por las leyes que estrangulan el mercado. No hay oferta, mientras que la demanda insiste en la inteligencia más codiciada. Las familias anticipan así el escenario económico de 2025, que no estará exento de turbulencias por la recesión en Reino Unido, Alemania y la falta de captación en China, signos que evidencian una debilidad global de la que España escapa. pena.

En términos de empleo, aunque continúa el ritmo de creación de empleo, España se mantiene a la cola del ranking de la Unión Europea, con una tasa superior a la de Grecia, Italia o Portugal, con un 11,4%. Los recursos consultados subrayan los peligros que esto La tasa será estructural y sostenible como consecuencia de las políticas improductivas del Ejecutivo, cuyo máximo depende de la composición de los datos.

Los peligros para España están relacionados con la persistencia de la tasa de desempleo en la UE.

Las empresas, por su parte, han aumentado su facturación, no gracias al volumen sino gracias a la acumulación de valor, que compensa la caída del consumo familiar. Cabe señalar que la inflación ha registrado un aumento de más del 16% en los últimos tres años y medio, desde mediados de 2021, cuando el gobierno aprobó el fin de las limitaciones de precios de la energía eléctrica, que podrían dispararse hasta un máximo. de 3. 000 euros frente a los 186 euros del pasado fijado. Tras este cierre, los precios energéticos en España se dispararon, finalizando 2021 con una inflación del 5,6% y antes de la invasión rusa de Ucrania o la reacción de Israel al ataque de Hamás.

El PIB consistente con el cápita ajustado por la fuerza adquisitiva muestra un estancamiento en el último trimestre del año para la UE, mientras que los impuestos netos sobre las importaciones y la producción se disparan.

Esta inflación ha incidido en la acumulación del PIB, dándole un peso significativo a la acumulación. En el resto de Europa el escenario es convulso, con graves desequilibrios económicos, a los que España no es ajena dada la situación actual. Globalización e interconexión. Según sabe el Banco de España, los índices de producción comercial se mantienen en «territorio claramente expansivo, a diferencia de lo que está bajando en la zona euro».

Según cálculos del propio Banco de España, las familias, tanto europeas como españolas, tienden a comprender un mayor deterioro de sus ingresos reales en los últimos meses, aunque el establecimiento no tropiece con tal caída. Y no todas las familias han sentido los estragos de la inflación. En concreto, los jubilados y los funcionarios, es decir, más de trece millones de contribuyentes, no han registrado una pérdida real de fuerza adquisitiva debido a la actualización de los salarios con el IPC, mientras que sólo las corporaciones con fuerza y ​​los establecimientos financieros pueden compensar al personal con esos aumentos.

«Entre los hogares cuyos ingresos han aumentado en términos reales, aquellos que tienen una percepción más pesimista sobre la evolución de los mismos muestran menores niveles de consumo que el resto», apunta el Banco de España sobre los datos del Observatorio del Banco Central Europeo.

El deterioro del consumo personal se concentra básicamente en el ocio y el transporte, la adquisición de automóviles y bienes no duraderos. Es decir, las familias empiezan a aminorar su gasto por el resto de condicionantes ante la incertidumbre del vehículo eléctrico y las restricciones de Bruselas y algunas localidades a los combustibles fósiles, así como el alza de los costes de viajes, hoteles y restaurantes, que seguirán aumentando. para el próximo año como estrategia de supervivencia.

En Barcelona, por ejemplo, los hoteleros han disparado los precios hasta alcanzar los 200 y 300 euros por noche en busca de los clientes con mayor poder adquisitivo, mientras las administraciones públicas han coartado la acción de las plataformas, como Airbnb, limitando así la oferta disponible y alejando al turista de zapatilla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *