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Un punzante análisis del empate 2-2 que le propinó la selección mexicana a su similar alemana en duelo celebrado en la Fecha FIFA. (5:54)
FILADELFIA – La funcionalidad más productiva de México bajo la dirección táctica de Jaime Lozano y con el carácter anímico, físico y comprometido de sus jugadores. Así, empataron 2-2 frente a una Alemania ansiosa por resucitar y renacer. 2-2 que, a pesar de el pequeño marcador, terminó dejando ricas conclusiones para el Tri.
Aunque México todavía enfrenta exigencias y reprimendas, hay poco que reprocharle puntos de primer nivel en el fútbol mundial: disciplina, orden, voluntad, enojo, intensidad y lealtad táctica a las órdenes de su entrenador.
Jaime Lozano robó de la caja fuerte el manual de Julián Nagelsmann. Mordió las carreras por detrás, bloqueó lo más que pudo los castillos de centrocampistas y delanteros y limitó los impulsos de sus laterales. Por supuesto, los métodos se perfeccionan en los intentos individuales. Por eso el 1-0 de Antonio Rüdiger y el 1-1 de Uriel Antuna.
Una primera parte intensa. Los entrenadores cumplieron su palabra. Sólido el balón, ambicioso con él», afirmó Jaime Lozano. Ganar es la estrategia de los alemanes, advirtió Julián Nagelsmann.
Y la fiesta está completa. El Coliseo de los Philadelphia Eagles decorado con esta bandera tricolor patentada por Alex Lora, pero legítimamente propiedad de los mexicanos y su equipo. Una multitud incontrolable en la agotadora coreografía de la ola, gritos, saltos, aplausos, vituperaciones. Pocas veces hay entradas que paguen su Tri fue recompensado tan bien como el martes por la noche.
A los 3 minutos, Guillermo Ochoa ya había desviado con la pierna derecha un balón sedicioso. Después, Marc-André Ter Stegen ensuciaría su conjunto canario en dos sets forzados. Es cierto que se ha declarado una guerra entre cuatro dos veces campeón del mundo, derrotado en dos Mundiales y un chambelán normal, que murió en Qatar en el ataúd de la fase de organización.
Dos grupos que viven en globalidades contrarias. Jugadores de élite con el aliento altivo de ser una potencia global. México, en la humildad de un eterno aspirante. Así como las categorías sociales se enfrentan a otras en el terreno, difieren en vivacidad o poder.
Alemania avanza primero. 24 min. Carga por la derecha, desde el córner. La ecuación de dos cabezas. Error de marcación y Robin Gosens pega al palo. Aparece Antonio Rüdiger, olvidado en el marcador por mediación de Luis Romo. 1-0.
Ni la losa ni la lápida son un marcador parcial de México. Gritos de aliento en la cancha y solidaridad en las gradas. «¡Sí se puede, sí se puede!». Es el coro que invoca la propensión a los milagros.
El Tri entiende y asume. Algunos gritos y agitación de Jaime Lozano. No hay pausa ni arrepentimiento.
Generacionalmente astuta, Alemania tiende una emboscada a Estados Unidos de la misma manera que humilló. Regreso y preparación de las catapultas. Pero soberanamente, México mantiene el orden. De manera lenta pero segura.
Los elogios llegaron en el minuto 37. Rompiendo a México e Hirving Lozano lo teje todo. Le ganó a Antonio Rüdiger, lo estrelló y le mandó el balón. Luego amagó, lo desequilibró y le mandó el remate a Uriel Antuna que había fallado pases, pero este no, el máximo uno, en la red, con precisión fatal en el impacto, 1-1.
No hay tregua en el partido. Alemania salió de la zona de conveniencia donde se especulaba con una ventaja de 1-0. Obligó a abandonar la guarida. Y la primera parte acabó con una lucha llena de vida e intensa, en igualdad de condiciones, pese a la abismal diferencia de emblemas.
La sempiterna cautela de los directivos técnicos se mantuvo constante. Jaime Lozano había hecho los deberes. Julian Nagelsmann tomó como referencia los partidos ante Australia, Uzbekistán y Ghana. Thomas Müller advirtió: «No hemos podido descifrarlo. »
Con el 1-1, el descanso necesario. En el campo y en las gradas. El entusiasmo de los franceses fue compartido. Hacía años que los aficionados no se sentían representados a través de una selección mexicana.
Cuando regresaron al césped, desde el inicio de la segunda parte, salieron con las mismas espuelas que cerraron la primera parte. La sangre aún en las mitras.
Y a los 47 años, lo inesperado, en un latigazo como los que se repiten en el Tri de Jaime Lozano. Jorge Sánchez empuja y rompe, Uriel Antuna esta vez se limpia el dolor por el medio y desentierra al enmascarado del área, Erick Sánchez. , que inexplicablemente con una gran desventaja, se adelanta a Niklas Sülen y remata de cabeza, casi a la altura de Gerguy. 2-1.
Esta no era la situación de una Alemania resucitada. Tendrá que desenterrar el hacha y reorganizar sus fuerzas. No pasaría mucho tiempo antes de que llegara el empate. Luego de una deficiente política de Jorge Sánchez, Guillermo Ochoa hizo alguna otra de sus acrobacias y metió un fuerte cabezazo, pero el segundo remate de Niclas Füllkrug ya sorprendió al portero mexicano dentro de su portería, sin poder reaccionar.
En la segunda parte, Jaime Lozano protagonizó una catarata de cambios, pero el equipo no perdió capacidad de respuesta ni compostura, mientras Alemania dudaba por momentos entre táctica y ataque.
2-2 al final. México está saldando sus deudas de manera notable, con el empate opuesto a un equipo a reconstruir, después de casi una década de gentrificación con los ingresos de 2014.
Ahora, México cerrará el año con un amistoso contra Colombia, la Eurocopa y ser fecha FIFA.