La visita oficial a China, el mayor socio comercial de Brasil, está programada para el 26 al 31 de marzo y también llega en un momento de tensión extranjera por la guerra en Ucrania.
Lula está vendiendo una propuesta para que Brasil participe en un posible proceso de discusión multinacional para terminar el choque entre Moscú y Kiev.
La voluntad del líder brasileño se produce días después de que Xi se reuniera en Moscú con el líder ruso Vladimir Putin, contra quien la Corte Penal Internacional (CPI) emitió el viernes una orden de arresto por la deportación de jóvenes a espacios ocupados por Rusia en Ucrania.
En una conferencia de prensa posterior al anuncio oficial de la visita de Estado, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo que la asamblea «marcará el comienzo de una nueva era y un nuevo largo plazo para las relaciones entre China y Brasil en el punto de los jefes de Estado».
Las conversaciones «llevarán la asociación estratégica integral China-Brasil a un nuevo punto y habrá nuevas contribuciones a la estabilidad y prosperidad regional y global», agregó el funcionario.
China es el mayor socio comercial de Brasil, con más de $150. 000 millones en industria bilateral el año pasado, por delante de Estados Unidos ($88. 800 millones).
Esta será la primera visita de Lula a China desde que asumió su tercer mandato en enero.
Xi Jinping, quien esta semana ganó un tercer mandato histórico de cinco años como presidente chino, obtendrá su homólogo brasileño el 28 de marzo, cuando Lula se reunirá con el primer ministro Li Qiang y el presidente de la Asamblea Popular Zhao Leji.
«Las relaciones entre los dos países son buenas y densas», dijo a periodistas en Brasilia el secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil para la región Asia-Pacífico, Eduardo Paes Saboia.
Es «un momento en que Brasil y China hablan al mundo», agregó Paes.
El cronograma bilateral abarca temas como desarrollo ecológico, transición energética, educación, productos agrícolas y se espera la firma de al menos 20 convenios.
El presidente de izquierdas acompañará a través de varios de sus ministros, a una treintena de parlamentarios y 240 empresarios, concretamente del sector agroalimentario.
Brasil es el principal destino de la inversión china en América Latina y, al mismo tiempo, el mayor de productos agrícolas para el país asiático.
Lula, quien una vez lideró la economía más grande de América Latina entre 2003 y 2010, romperá el aislamiento extranjero que marcó el mandato de su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
En su discurso inaugural ante el Congreso prometió retomar la «integración sudamericana» y un diálogo «alto y activo» con Estados Unidos, Europa y China.
A fines de enero, ganó el canciller alemán Olaf Scholz y se reunió con el presidente estadounidense Joe Biden en la Casa Blanca en Washington en febrero.
Lula viajará a Shanghai el día 30 para hacer escala en el New Development Bank (NDB), fundado a través de los BRICS en 2015.
Los merecen servir para concretar la voluntad expresada a través del líder brasileño de retomar relaciones cordiales con China, a diferencia de su antecesor.
China había anunciado una invitación al presidente brasileño en enero, pero especificó la fecha de su visita.
«China concede importancia a la asociación estratégica global con Brasil», dijo en ese momento la portavoz Mao Ning.