Ciudad de México, 11 de agosto (SinEmbargo). – Durante el sexenio que concluye no ha habido “renovación” legislativa ni traspaso de poderes: la era 2018-2024 del presidente Andrés Manuel López Obrador se combina con el final de las sesiones de Durante En la LXV Legislatura, el presidente morenista tuvo el menor índice de aprobación de los proyectos enviados a través del Ejecutivo al Congreso de la Unión desde 1917, a pesar de que su gobierno contaba con una mayoría indiscutible en ambas cámaras.
Por lo tanto, López Obrador también tuvo un porcentaje menor de reformas aprobadas a través del Congreso durante su sexenio que sus últimos tres predecesores en el cargo, los presidentes del siglo XXI: la tasa de aprobación de los proyectos del presidente López Obrador fue del 63,36 por ciento; Enrique Peña Nieto (2012-2018) tuvo el 79,84 por ciento; Felipe Calderón (2006-2012) recibió el 79,55 por ciento; Incluso Vicente Fox, el primer presidente no priista en 70 años, obtuvo un puntaje de aprobación de la reforma del 74,70 por ciento.
De manera similar, de 1917 a 2000, la tasa de aprobación de proyectos ejecutivos superó el 98 por ciento, especialmente después del dominio del Partido Revolucionario Institucional desde la década de 1930 hasta 1997, cuando el gobierno francés obtuvo mayorías absolutas en ambas cámaras del Congreso.
Esto es lo que muestra “El índice de aprobación de proyectos del Ejecutivo Federal 2018-2024: entre gobierno dividido y falta de función política”, elaborado a través del investigador César Alejandro Giles Navarro para el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.
Entre 1997 y 2024, el gobierno en el que el Congreso aprobó el mayor número de decretos fue el de Peña Nieto, con 614 decretos, 28 de los cuales fueron reformas constitucionales. Esta fue la era del «Pacto por México», cuando el PRI y el El Partido Acción Nacional (PAN), subsidiado a través del Partido de la Revolución Democrática (PRD), unió fuerzas y dejó sus diferencias para aprobar tal paquete de reformas, como el poder y la educación.
El sexenio de López Obrador marcó el retroceso de la mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso para el partido del presidente, en este caso el partido de izquierda Morena. Sin embargo, en los últimos seis años sólo se han aprobado 6 de las 10 reformas propuestas a través del local de Tabasco: envió 101 proyectos al Congreso, de los cuales 64 fueron aprobados y publicados en el Diario Oficial de la Federación.
Se destacan cinco reformas constitucionales, la publicación de 10 nuevas normas (incluidas leyes de fuente de ingresos) y la declaración trienal para conmemorar personajes antiguos, detalla la investigación.
Los 64 proyectos ejecutivos aprobados, explica el documento, representaron 11,8 del total de decretos aprobados en las legislaturas LXIV y LXV —de 2018 a 2021 y de 2021 a 2024— que coincidieron con la administración de López Obrador.
REFORMAS RECHAZADAS
Las iniciativas no aprobadas en el Congreso y enviadas a través del Ejecutivo se dividen en otras 3 categorías: proyectos rechazados, que no fueron sometidos a votación en la consulta plenaria de las cámaras y no obtuvieron los votos para su aprobación; los proyectos en marcha en las comisiones y que “coloquialmente decimos que se han quedado en el congelador”; y proyectos que no han terminado su trámite legislativo, es decir, que no han sido aprobados por ninguna de las cámaras, porque quedaron “medio sancionados”.
Giles Navarro resalta que sólo ha habido dos proyectos del presidente López Obrador que han sido «con razón rechazados» en el Congreso: la reforma energética eléctrica de 2022 y la reforma político-electoral de 2023. Ambas apuntaban a reformar la Constitución y requerían mayorías calificadas, lo que Morena y sus aliados (los partidos Laborista y Verde) sí contaron, y en un contexto donde la oposición, a diferencia por ejemplo de la reforma para crear la Guardia Nacional, sí pretendía votar a favor.
“Si bien podrían considerarse casos estadísticamente irrelevantes, la discusión de esas reformas y los acontecimientos que siguieron generaron un clima de confrontación y polarización que sin duda incidió en las condiciones de estructuración de acuerdos entre fuerzas políticas. Después de la reforma político-electoral, el Congreso ni siquiera discutió las iniciativas de reforma constitucional del presidente López Obrador”, afirma el estudio.
Además, cinco proyectos ejecutivos fueron aprobados primero por una o ambas cámaras, pero no pasaron al procedimiento legislativo «por razones». El estudio los señala principalmente: 3 proyectos estaban pendientes ante la cámara de revisión: una nueva ley general sobre cobertura civil y gestión de amenazas de crisis, la reforma constitucional que proponía restringir la remuneración en los organismos autónomos y una reforma que reorganizaría el funcionamiento, las competencias y la vida cotidiana. trabajos de los jueces. del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Dos iniciativas, agrega, fueron aprobadas a través de la cámara original, modificadas a través de la cámara revisora y quedaron pendientes ante la cámara original. Esto ocurrió con la reforma de la ley de sistemas de ahorro para el retiro, que propuso actualizar disposiciones sobre el presupuesto de las pensiones y su régimen de inversión y que al final sería superada por alguna otra reforma más integral acordada con el sector personal. Y lo mismo ocurrió con la reforma encaminada a castigar la discriminación racial”, concluye.
Finalmente, de los 37 proyectos del presidente López Obrador que fueron aprobados vía el Congreso, 32 quedaron en comisiones en suspenso, o en el “congelador legislativo”. “Son herramientas que fueron rechazadas de facto, aunque oficialmente fueron rechazadas vía votación”. «, explica el documento.
El estudio concluye que hay siete razones principales por las que los proyectos presidenciales han perdido popularidad en el Congreso en los últimos 30 años: falta de voluntad para negociar; falta de planificación y coordinación; y polarización; violaciones del proceso legislativo; falta de estrategia parlamentaria; y la ausencia de mayorías cualificadas.
En este último tramo, el último mes del presidente Andrés Manuel López Obrador al frente del Ejecutivo será el del Congreso electo el 2 de junio, que proporciona a Morena y sus aliados la ansiada mayoría calificada en la Cámara de Diputados y la Cámara de Representantes. Diputados. El Senado estará a unos escaños de conseguirlo.
Por ello, se espera que en las próximas semanas las reformas propuestas a través del local de Tabasco en febrero, entre las que se encuentra el llamado “Plan C” legislativo, salgan adelante en las primeras semanas de la LXVI Legislatura. , y esto en las próximas semanas, los meses y años venideros bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum.
AQUÍ ESTÁ EL “PLAN C”
Las primeras 4 reformas presentadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador el cinco de febrero fueron puestas adelante hace unas semanas en las comisiones de la Cámara de Diputados, donde se aprobaron sus respectivas revisiones. Se trata de proyectos que proponen ajustes en términos de cuadros correspondientes a la programa Jóvenes Construyendo el Futuro, la consolidación del Salario Mínimo y pensiones, y la configuración de un nuevo Infonavit.
A diferencia de lo ocurrido en el sexenio, esta vez la oposición apoyó los ajustes propuestos a través del presidente López Obrador, opuesto a lo que se había ubicado antes de las elecciones del 2 de junio, donde fue derrotada. Así, las 4 modificaciones al artículo 123 de la Constitución fueron aprobadas en comisiones con el concurso del PRI, PAN, MC, Morena, PT y PVEM.