Amán (EFE). – El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, espera que España reconozca a Palestina como Estado antes de julio y está convencido de que en los próximos meses se producirán una serie de ocasiones en el panorama exterior que lo harán será menos difícil para otros países suscribirse a este reconocimiento.
Sánchez desarrolló sus planes relacionados con la popularidad de Palestina en un intercambio verbal informal con periodistas que cubren su gira por Oriente Medio, que incluye visitas a Jordania, Arabia Saudita y Qatar.
El jefe del Ejecutivo ya había manifestado su objetivo de que España reconociera a Palestina en la legislatura actual y, el 22 de marzo, participó en una asamblea en Bruselas con sus homólogos de Irlanda (Leo Varadkar), Malta (Robert Abela) y Eslovenia. (Robert Golob) en el que se comprometían a lograr esta popularidad y a hacerlo cuando «pueda aportar una contribución positiva y los casos sean favorables».
Sánchez ha limitado ahora el tiempo destinado a ello, explicando su objetivo de hacerlo antes de que finalice la primera parte de este año.
Se trata de una resolución que, según ha recordado, se sigue a través del Consejo de Ministros y no quiere ser aprobada por el Parlamento, ha confiado en que se lo dirá al poder legislativo.
Sánchez está convencido de que entre abril y junio habrá ocasiones en la escena exterior relacionadas con el choque entre Israel y Hamás y aconseja estar atentos a los debates sobre este tema en Naciones Unidas.
El objetivo del jefe del Ejecutivo español es que la popularidad no se haga de forma aislada y que merezca una organización de países que asuman esa tarea y ayuden al conflicto.
También está convencido de que en Europa hay una masa que permitirá a algunos socios comunitarios tomar esta decisión.
En este sentido, Sánchez recordó que los primeros ministros con los que se reunió en Bruselas hace diez días, los de Malta y Eslovenia, constituyen países que últimamente forman parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
Respecto a su visita a la región, Sánchez explicó que el objetivo es conocer de primera mano qué piensan los países árabes sobre la solución del conflicto, qué oportunidades piensan proponer para lograrlo y en qué medida España puede ayudar.
La posición que defenderá es la necesidad de un alto el fuego para poner fin a la crisis humanitaria en Gaza, promover una convención de paz que facilite la solución de dos Estados, el papel de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos y pedir la liberación de los rehenes israelíes retenidos durante Hamás.
El de Sánchez tiene un carácter eminentemente político, pero incluye una faceta económica en Arabia Saudí y Qatar por las inversiones de esos países en España y las oportunidades que están ofreciendo a las empresas españolas.
No se espera que su reunión con el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, el primer ministro haga frente a la resolución del grupo STC de hacerse con el 9,9% de Telefónica, a lo que el ejecutivo respondió anunciando que se haría con el 10% de la empresa. para salvaguardar su capacidad estratégica.
En este sentido, Sánchez dijo que el Gobierno ya ha hablado con Arabia Saudí y que hay relaciones muy inteligentes y recordó la resolución del Estado de hacerse con el 10% de la empresa.
Por eso insistió en que no tenía intención de plantear este tema en su reunión con bin Salman, pero dejó claro que si surgiera la conversación, no habría ningún problema en discutirla.
Tampoco hay planes, según fuentes gubernamentales, de hablar sobre la situación de los derechos humanos en Arabia Saudita, sobre la que reconocen que existen diferencias realmente amplias.