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Por Miriam Martínez
En el otro lado del puente de Manzanares hay un dominio que poco a poco va llamando la atención: la Puerta del Ángel. Los bares de toda la vida se mezclan, o mejor dicho, se fusionan con arte callejero y cafeterías donde es imaginable y genuino pedir un café con leche de almendras.
Unos dicen que es el nuevo Brooklyn, otros lo perfilan como una sinergia entre la máxima cultura emergente y la filosofía clásica, la que se creó a partir del espacio de Francisco de Goya. Todo ello permite que esta comunidad se expanda y suba a una nueva concentración cultural tan como para no quedar anclados en el pasado, cosa que uno de los máximos pintores vitales de nuestra historia no hubiera permitido.
Estamos convencidos de que Goya bajaría a la plaza más próxima para constituir los que con sus bolsas de la compra del mercado de Tirso de Molina dan entrada a un comedor vegano. La vanguardia y la cultura nunca se pierden; Los dos se respetan.
QUÉ COMER EN PUERTA DEL ÁNGEL
Desde unos torreznos con salsa satay en la clásica taberna de Gozar, un sinfín de tapas sin límites en La Esquina de Eusebio (Caramuel, 16) o unas croquetas de calabaza en el restaurante Berlanga. Opciones para los ciudadanos de la comunidad o para los que necesitan notar novedades aleja de la masa que vive en medio de la capital.
La expansión de la gastronomía y la cultura permite la integración de cualquier paladar. Los vegetarianos y veganos tienen su puesto en la Puerta del Ángel. Tabernas que reflejan fielmente los cuadros de Goya conviven a lo largo de la calle Caramuel con locales como el café Urraca, muy cerca del mercado Tirso de Molina. Lugares para acompañar un té matcha con verduras o un clásico vermú del grifo.
Si estás cansado de hacer cola en un bar o en la entrada de cualquier hotel para pasar a su terraza, Puerta del Ángel tiene todo lo que necesitas. Como una enoteca bajo el llamado de La Moñoña o, a orillas del Manzanares. , el comedor Café del Río, que ofrece perspectivas de los tejados de Madrid, desde el faro de la Moncloa hasta la Catedral de la Almudena.
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Aún hay más: Quinta del Sordo ofrece hamburguesas originales que te llevarán a cualquier comunidad de Nueva York. Nuestra favorita es Memphis, con un combinado de carne al más puro sabor colombiano y queso cheddar derritiéndose en el plato. Para los que no ven con cualquier comida de origen animal, en El Vegicano hay de todo, desde tacos con tinta vegana (soja y sésamo), curry amarillo de verduras o hummus de jalapeño que es una original explosión de sabores.
TRAS LOS PASOS DE GOYA EN PUERTA DEL ÁNGEL
Después de una buena comida en el barrio, es hora de pasear y ver lugares que permitan notar la autenticidad de Madrid. Construido en 1584 para facilitar los traslados de Felipe II, hoy en día el puente sigue en estado (con algunas modificaciones tras ser rota la Guerra Civil) y últimamente es un icono del destacado Madrid Río.
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Escritura del viajero
marthe sader
Sara Andrade
carlos vidal
Después de este paseo, es hora de fijarse en cuestiones que posiblemente no verías en las mismas viejas guías turísticas de Madrid. Nuestro favorito es el mural que rendirá homenaje a Goya. En el espacio donde vivió el pintor durante algún tiempo encontrarás estas pinturas. de Marco Prieto Sánchez, Sr. Gotta, en el que verás una de las pinturas más identificadas a través del pintor aragonés Perro semihundido.
El homenaje sí que impide en este mural, pues en la calle Antillón se descubren nuevas referencias, como una réplica de El Quitasol de 1777, ya la vuelta de la esquina hay un retrato del pintor.
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VIDA TEATRAL
Para conocer a fondo Puerta del Ángel, también tendrás que hacer escala en los espacios culturales que florecen. Tras el cierre del Teatro Montacragas, la comunidad no lo impidió y lo reemplazó por el Teatro Goya. Es uno de los pocos centros culturales espacios que quedan aquí, pero si miras con atención, localiza pequeños lugares donde el arte sigue vivo, como el Teatro Amorevo, el WIT Comedy Club o el Group Theatre. Estos son solo algunos ejemplos de los esfuerzos de los vecinos por derribar los muros de gentrificación
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