Casi todo el mundo tiene un supermercado favorito y es complicado para nosotros cambiar. Es cierto que con la inflación disparada desde el comienzo de la guerra en Ucrania, cada vez más personas se preguntan si continuar comprando en el mismo supermercado y practican fuertemente los gastos de otras instituciones cercanas. La irrupción de las redes sociales también sirve en cierta medida a los supermercados.
Pero reconvertir supermercados no garantiza ahorrar tanto como sea posible. También exige un cambio de costumbre por parte del cliente para concretar los precios.
Y una de las tácticas que utilizan los mercados y que pocos consumidores conocen es el llamado “truco de la estantería”. Los expertos financieros esperan ahorros de entre 250 y 300 euros anuales si se sabe que lo que necesitan esas corporaciones es ganar dinero.
Los supermercados juegan con la primera mirada del visitante y por eso regularmente ponen a la altura de sus ojos los productos más caros y que ofrecen la máxima rentabilidad productiva, y también juegan con la destreza del visitante haciéndole menos difícil que tome sus productos con la mano derecha ya que la mayoría de la población es diestra.
Por ello, se ruega a los consumidores que miren hacia arriba y hacia abajo antes de poner sus manos en los estantes del centro, ya que los productos de marca bancaria, ya que los que salen del supermercado con menor rentabilidad se encuentran en los estantes superiores e inferiores.