«Adoro Buenos Aires. Vengo todo lo que puedo», dice a LA NACION este artista de 64 años que creció en Paraguay y Pueyrredón, se formó como arquitecto en la UBA y se radicó en París en 1978, en tiempos de dictadura militar.
La madera, el metal y la naturaleza amenazada también conformaron la instalación con la que participó este año de Bienalsur, en uno de los diques abandonados de Puerto Madero, visible desde el Hotel de Inmigrantes.
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