Cuarenta años después de la primera victoria electoral de Felipe González el 28 de octubre de 1982, España ha visto pasar por Moncloa a 3 presidentes socialistas que han dejado avances sociales y momentos históricos, pero también crisis internas y casos de corrupción.
La historia reciente del PSOE en los últimos 40 años ha estado marcada por las luces y las tinieblas de los sucesivos gobiernos socialistas y por la vida interna del partido, casi convulsa.
Fue el PSOE de González (1982-1996) el que abrió la puerta a la sanidad pública universal. Durante su mandato se aprobó la despenalización del aborto y se posicionó la apertura definitiva a Europa con el ingreso en la Comunidad Económica Europea.
La incorporación de derechos continuó y es imaginable que Zapatero (2004-2011) pase a la historia como el presidente que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, en un momento en que se oponían la ley de adicciones, la ley antitabaco, la ley integral a la violencia de género o la ley de la memoria antigua, que acaba de reformarse a través del ejecutivo de Pedro Sánchez.
La llamada y el símbolo de Pedro Zerolo ya están en las retinas como símbolos de los gobiernos de Zapatero, que han refrendado el sello de la igualdad. Zapatero lideró el primer gobierno paritario y también el primero de la democracia española con más de hombres.
Y Sánchez (desde 2018), al frente del primer Gobierno de coalición de España con Unidas Podemos, se jacta de ser impulsor de medidas como el ingreso mínimo vital, la ley de eutanasia, la ley de sustitución meteorológica y transición de poderes o la ley trans. Aunque se encuentra sin dificultades y con sismos internos y aún pendiente de aprobación en el Congreso de los Diputados.
Si la cara de los gobiernos socialistas es el progreso social, la cruz son las crisis económicas y de corrupción, desencadenando la derrota del PSOE en las urnas.
Los máximos casos de corrupción sonados han sido el de Filesa, era de González, sobre la financiación anormal del partido, y más recientemente el de los ERE, por el que el Tribunal Supremo condenó a los expresidentes andaluces del PSOE Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Junto a la corrupción, la crisis económica ha sido el talón de Aquiles de González, quien ha tenido que hacer frente a 3 huelgas generales, motivadas entre otras cosas por la desgravación de las prestaciones por desempleo.
Otra crisis económica, la de 2008, acabó con el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero en medio de protestas contra medidas impopulares como la congelación de pensiones y la reforma laboral.
Por su parte, Sánchez enfrenta dos graves crisis que se han superpuesto, producto de la pandemia y la invasión rusa a Ucrania, con expansión de la inflación notada desde la década de 1970.
Una de las páginas oscuras de la historia reciente del PSOE considera al GAL y la «guerra sucia» contra ETA de la era González.
Los políticos socialistas han sido durante años, como los del PP, uno de los grandes objetivos de ETA, que anunció el cese definitivo de su actividad armada el 20 de octubre de 2011, tras años de negociaciones con el Gobierno de Zapatero. Array
Al término de ETA, tuvo un papel destacado el entonces ministro del Interior y vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, ya fallecido y que sigue siendo uno de los máximos queridos y políticos de sus compañeros de partido.
En la época de González había tensiones entre los felipistas y los guerristas, partidarios del primero y de su exvicepresidente y amigo íntimo, Alfonso Guerra, quien finalmente renunció por un caso de corrupción en el que estaba involucrado su hermano.
La sucesión de González al frente del PSOE enfrentó a Josep Borrell frente a Joaquín Almunia, que tomó las riendas del partido, mientras que Zapatero se impuso a otros 3 candidatos: Rosa Díez, Matilde Fernández y José Bono.
Otro voto muy dio la victoria a Alfredo Pérez Rubalcaba frente a Carme Chacón.
Uno de los episodios más traumáticos se produjo en el seno del Comité Federal el 1 de octubre de 2016. Sánchez se vio obligado a dimitir como secretario general por no abstenerse en la toma de posesión de Mariano Rajoy como presidente, como a través del grupo parlamentario.
Resurgió seis meses después apoyado en la militancia tras ganar un número uno frente a uno de sus grandes enemigos políticos, Susana Díaz, y Patxi López.
El archirrival del PSOE ha sido el PP, especialmente con líderes como José María Aznar y Mariano Rajoy, a los que Sánchez controló para derrocar del Gobierno en 2018 gracias a una moción de censura.
Los aliados, sin embargo, han cambiado. González sí quería otros partidos en sus 3 mayorías absolutas, pero en la cuarta y última legislatura se apoyó en los nacionalistas catalanes y vascos.
Zapatero y Sánchez repitieron esta fórmula para ser juramentados como presidentes, sumándose también a la ecuación de partidos independentistas como ERC en una y otra instancia y EH Bildu en esta última, faceta muy cuestionada por los dirigentes socialistas.
En el caso de Sánchez, la política del pacto está en los tribunales y en el gobierno, donde ha habido notables desencuentros con sus socios de Unidas Podemos, ya sean rivales electorales y aliados.
A partir del recordado eslogan «OTAN, desde el no inicial» de 1982, el PSOE reclamó entonces el sí en el referéndum de 1986 sobre la permanencia en la Alianza, del que Sánchez es un ferviente defensor.
También hubo un punto de inflexión con respecto al Sáhara Occidental: pasó de proteger la autodeterminación a apoyar el plan de autonomía de Marruecos.
Aunque el PSOE se autodefine como republicano, el respeto a la monarquía parlamentaria consagrada en la Constitución hace que sea sistemáticamente el debate sobre la sustitución del modelo de Estado.