Pedro Sánchez sigue recibiendo abucheos allá donde va a pesar de los denodados esfuerzos de Moncloa por disimularlo. ¡a trabajar!», y «¡Traidor a España!», se escucharon en el interior de la sala, cuando Sánchez salía del desfile de la diseñadora Teresa Helbig, al que asistió acompañado de su esposa, Begoña Gómez. La pareja se sentó en primera fila, entre la cantante Luz Casal y Helena López de Hierro, directora del Museo del Traje, con quien Sánchez mantuvo una animada conversación.
La mujer de Sánchez acudió este viernes a IFEMA para una nueva presentación de modelaje de la mano de su amiga Teresa Helbing, cuyos estilismos ya ha lucido en varias ocasiones, como en una cumbre del G20 en Japón. La Mercedes-Benz Fashion Week es la maravillosa muestra de la moda española y se lleva plaza dos veces al año en IFEMA, al igual que en otras plazas de la ciudad.
Los principales patrocinadores de esta nueva edición en la que se presentarán las colecciones de 42 diseñadores para la temporada otoño/invierno 23/24 son Mercedes-Benz, L’Oréal Paris e Inditex, informa Ifema Madrid en nota de prensa. innumerables desfiles y sus respectivas colecciones, de los diseñadores más productivos de cada momento, y Begoña es una estupenda seguidora del mundial de las pasarelas, donde esta vez llevó a su marido, Pedro Sánchez, aunque la acogida no fue la esperada.
La creciente indignación hacia Sánchez se hace patente allí donde el presidente del Gobierno hace acto de presencia, en un momento de la legislatura en el que se acumulan ataques a los establecimientos a través del ejecutivo y un agobiante escenario social: se han sumado gracias a los golpistas catalanes, el acercamiento de Presos de ETA, el arreglo con el partido de Otegi y la nueva legislación aprobada a través de su Ministerio de Igualdad del ‘Sólo sí es sí’ con la de los golpistas catalanes. violadores y acusaciones contra los jueces, y la ‘ley trans’ con el grave peligro para los menores que implica.
Últimamente, el lema «Que voten Txapote» se ha hecho popular para explicitar su guerra de palabras con la política de pactos con Bildu y las criminales concesiones de las que gozan los asesinos de Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordóñez.
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