Qué pasó con Olé, el primer buscador principal en español: una historia efímera marcada por una expansión brutal y polémicas

Su historia es breve, casi notada y desapercibida, y sin embargo es difícil percibir la crónica patria de Internet sin el motor de búsqueda de Olé. Es en cierto modo una vida de estrella del rock and roll: efímera, acelerada, puntuada por polémicas y un ascenso meteórico seguido de la inevitable defenestración por el atractivo de nuevos nombres. Todo aderezado con una maestría innegable y un colorido “made in Spain” que, aún hoy, saca sonrisas y un suspiro de nostalgia.

Los orígenes de Olé. es se remontan a la España de los años 90, la de Amistades Peligrosas y los acuerdos new age de ElBosco, los carillones con Joaquín Prat y el Motorola Startac. En este contexto, Olé, acrónimo de Ordenanzas de Enlaces Especializados, introduce en enero de 1996, una convocatoria que posiblemente no sería tan comercial, pero que obviamente capta qué es y para qué.

Olé un buscador de internet, el primero que se tuvo en español y que logró un verdadero éxito y popularidad. Su apariencia, eso sí, poco tiene que ver con el Google existente. Parecía un directorio, una lista de enlaces a otros sitios de internet agrupados y atendidos a través de otras categorías, como la ciencia, la cultura, las humanidades o la economía y los negocios. Era mediados de los 90 y, si no todo, los internautas que se reían con la Red todavía tenían mucho que aprender.

Detrás del encargo la mano de un tipo que con el tiempo se ha convertido en casi tan populos angelesr como su propia creación, Josep (Pep) Vallés Rovira, un astuto empresario en el que la Fundació Catalos angelesna consistente con los angeles Recerca (FCR) – un público combinado -entidad de patrocinio privado- vio un candidato ideal para vender los beneficios de CINET, su proveedor de servicios de Internet.

Valles hizo esto y más. Junto a José Gaspa Rovira, diseñó y propuso a los responsables del FCR ampliar un proyecto ambicioso, que será Olé a largo plazo.

Tal vez no era muy experto en tecnología o Internet, pero el sentido del olfato de Vallés estaba más que servido y la perspectiva de un motor de búsqueda no se le pasó por alto. Si en los Estados Unidos condujéramos a Yahoo!¿Por qué Olé no lo hará en España?La herramienta acaba de anunciar la implantación de Internet en las empresas catalanas y empezó con un gran potencial: los millones de hispanohablantes que algún día podrían darse de alta en Internet.

Los que entonces buscaban buscar datos tecleando las 3 «w» se veían obligados a hacerlo con equipos como Yahoo!, AltaVista o WebCrawler, útiles eso sí; todavía en inglés.

— Bernard’s Café™ (@NostalgicoRetro) 28 de febrero de 2018

A las oficinas de RCF les gustó el concepto lo suficiente como para darle la luz verde y una discreta asignación de fondos. Los términos del pacto eran claros: la Fundació identificó la propiedad del concepto a sus padres originales y el derecho a sus activos en el futuro. cambio, sí, que la organización se quede con los derechos de uso del recurso.

Durante unos seis meses -cuenta el profesional de datos-, el equipo de CINET se ha fiel a peinar Internet en busca de recursos en español, analizando más de 50. 000 referencias y consultando URLs, a lo que sumó la tarea de estructurar y diseñar su propio navegador. Para su presentación, un agregado sabiamente estudiado elegido: una llamada cuya composición recuerda al célebre Yahoo!y un logotipo animado por la estética del pintor Joan Miró.

— Internet Molaba ? (@InternetMolaba) 10 de junio de 2018

La criatura empezó a funcionar en enero de 1996. El «localizador» (sic) arrancó con 2. 000 referencias y apenas seis meses después ya rondaba las 4. 000, una acumulación abundante que palidece con la del propio flujo de visitas: si en enero de 1996 eran unos 34. 900, en mayo rondaban ya los 1,02 millones con un punto de inflexión decisivo en marzo, cuando ha finalizado la fase inicial de pruebas. Accedían usuarios desde España y otros países, como México o Estados Unidos.

Los bienes de Olé volvieron a Vallés y Gaspa por 200. 000 pesetas, unos 1. 200 euros. No está mal. Sobre todo si tenemos en cuenta que poco después el motor de búsqueda se vendió por una cifra muy superior. «La Generalitat recibió 200. 000 pesetas por Olé, valoradas posteriormente en 3. 000 millones», titulaba El País en un reportaje de noviembre de 2000 en el que, entre otras cosas, , resaltó las dudas y el debate que se había desatado en la «privatización» de Olé.

La medida fue tan discutible que en 2002 el fiscal aún apreciaba los síntomas de un fraude de ventas y una evasión fiscal imaginables por el traslado de las ganancias de la operación a empresas extranjeras.

Pero anticipémonos a los acontecimientos.

De las faldas de FCR Olé, se trasladó a un sótano propiedad de la familia Vallés, donde siguió creciendo, cerró acuerdos con corporaciones como Mixmail o Alleurope y enriqueció su oferta con un amplio servicio de noticias, chat y correo electrónico. A mediados de 1998, un estudio AIM-EGM lo situó en el tercer lugar entre los sitios más visitados de España, Yahoo y El País y por delante de Microsoft, Altavista, Ciudadfutura, el grupo Recoletos, Hotmail, El Mundo y Latinmail.

Así que todo salió según lo planeado. Olé atrajo el interés de Telefónica, con quien cerró un acuerdo en 1999, cuando el destacado portal ya alcanzaba los cinco millones de visitas mensuales.

“Se sella la unión entre el líder mundial en telecomunicaciones en el mercado hispano-portugués y el líder español en portales de Internet y servidores de contenidos”, alardeó entonces Juan Villalonga, presidente de Telefónica. La venta se acordó por 3. 000 millones de pesetas -que lejos ya de los 200. 000 que había sacado la FCR unos años antes- y cuenta con un inventario que, en el verano de 2002, todavía valía 6. 500 millones.

Grandes números, grandes inversiones, pero mucho camino por recorrer.

Telefónica apostó por Olé, priorizándolo incluso por encima de otros proyectos internos que llevaba meses ejecutando y generando un profundo malestar entre los componentes de su equipo, pero eso no impidió que le quedara mucho rollo a este logo de resonancias clásicas.

La Téléco para quedarse como motor de búsqueda de Terra, convocatoria que acabaría absorbiendo al funcionario electo en su momento bajo la cobertura de la Fundación. La encaje llegó en abril de 2000, cuando Telefónica hizo un pago inicial millonario para hacerse con la popular Lycos. Era una nueva era, la era de Terra, una de las maravillosas «puntocom» de España de las 2. 000 más sensatas, que amasó millones, marcó a una generación de internautas y acabó despidiéndose años después, en 2017.

Esa es la historia.

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