«Finanzas inclusivas, finanzas para todos» es el lema con el que el Banco de España y la CNMV conmemoran este año el Día de la Educación Financiera. Desde 2015, este día se celebra en España el primer lunes de octubre con el objetivo de concienciar en la sociedad de la importancia de tener una alfabetización monetaria, comprender los conceptos económicos fundamentales que nos preocupan sobre una base y que comencemos a aprender esta sabiduría desde una edad temprana.
Si bien la edición de este año se centra en la inclusión monetaria y queremos prestar especial atención a que la escolarización y los datos triunfen en los grupos más vulnerables de la población, la página «Finanzas para Todos» destaca que a lo largo de nuestra vida manipulamos conceptos económicos. : el salario que nos dan cuando somos pequeños, hasta el momento en que abrimos una cuenta corriente, obtenemos nuestro primer salario o solicitamos un préstamo.
“En todas las etapas de la vida, la educación monetaria nos permitirá tomar decisiones en esta dirección: hacer un uso culpable del dinero y un control inteligente de las finanzas privadas”, subrayan en la página. ¿Pero somos conscientes de esas dos últimas preguntas?¿Cómo sabemos si estamos empleando el efectivo de forma responsable?Y lo que es más importante: ¿estamos en condiciones de hacerlo?
En este blog hemos comentado varias veces que en los informes PISA (Programa de Seguimiento de Estudiantes Internacionales de la OCDE), nuestro país se sitúa en la parte trasera de las clasificaciones en términos de cultura monetaria y educación. Y también hemos comentado otros informes, como el la Encuesta de Capacidades Financieras -elaborada conjuntamente a través del Banco de España y la CNMV- que afirma que un porcentaje abundante de la población sí sabe qué es la inflación.
Conocer los conocimientos económicos básicos y entender cómo nos afecta es imprescindible para la vida, para poder sacar el máximo partido a nuestro dinero y poder decidir las características y productos que más nos convienen, entendiendo los peligros y beneficios. de cada uno de ellos. Pero si bien el componente técnico y la educación son facetas básicas para administrar nuestras finanzas y utilizar nuestro efectivo de manera responsable y inteligente, no es suficiente.
El analista económico Morgan Housel, en su libro electrónico «La psicología del dinero: cómo piensan los ricos», recuerda que el efectivo depende más de la psicología que de las finanzas y plantea una pregunta que considera fundamental: ¿cuál es nuestra relación con el efectivo?¿Qué hacer?¿Necesitamos atribuirnos el mérito?
Para responder a esas dos preguntas queremos empezar por el principio y analizar qué significa el efectivo para nosotros. ¿Es un fin en sí mismo?¿Lo vemos sólo en términos numéricos?Para tener una cita inteligente con el efectivo, el primer paso es darnos cuenta de que es el camino que nos permitirá alcanzar nuestros objetivos. Así que no tienes que preocuparte por eso. Vivir como queremos. Tener seguridad para el futuro.
Cuando tomamos cualquier propósito como nuestro dinero, ya sea en términos de ahorro, consumo o inversión, queremos tener en cuenta lo que queremos lograr con él y ser muy conscientes de ello: que nuestros objetivos personales, nuestros Los deseos y nuestra situación personal son los que marcan nuestra hoja de ruta y todos los propósitos que tomamos. Es decir, lo importante y lo que nos espera es lo que dice el nombre de este blog: «Eres tú, no tu dinero». y, por eso, no tomamos resoluciones basadas en lo que otros están haciendo.
Queremos asumir y ser conscientes de que lo que otros ahorran, gastan, compran o invierten no puede servirnos de ejemplo y, por supuesto, no nos ayudará a alcanzar nuestro propio éxito monetario. La definición misma de lo que un éxito será diferente.
En el libro, Housel explica que las finanzas se rigen por el hábito de otras personas y dice que las personas que disfrutan de un éxito financiero personal sostenido, que necesariamente son las que tienen ingresos más altos, tienden a no importarles lo que los demás piensen de ellos.
«La buena suerte financiera no es una ciencia dura. Es una habilidad cómoda, una habilidad cómoda, una habilidad conductual o emocional, en la que cómo te comportas es más vital que lo que sabes», explica.
Luchar contra nuestros impulsos, controlar nuestras emociones y ser conscientes de los sesgos mentales que traemos y de cómo nos influyen más allá de los informes (propios y ajenos) nos permitirá tener un mayor relacionamiento con el dinero y en la consecución de nuestros objetivos.