Bolivia recuerda que los cultivos transgénicos no son nuevas en el país

El Gobierno boliviano provisional recordó que los OGM no eran nuevas en el país, debido a que la soja modificada genéticamente fue autorizado, hay más de diez años, los llama» hipócrita » que una posible expansión en los cultivos más está siendo criticado.

Además de que se importan alimentos que contienen productos transgénicos, advirtió la ministra interina de Desarrollo Rural, Eliane Capobianco, en rueda de prensa en La Paz.

La autoridad compareció ante los medios para responder a las críticas hacia un decreto presidencial que autoriza a un comité del país a estudiar la viabilidad de varios cultivos transgénicos, mostrando ante las cámaras alimentos de conocidas marcas que se consumen en Bolivia sin que se cuestione que contienen organismos genéricamente modificados.

Capobianco señaló que en el país ya fue autorizada la soya transgénica por anteriores gobiernos, entre la que citó la HB4, al ser preguntada por las críticas ahora de expresidentes bolivianos como Carlos Mesa y Evo Morales.

Mesa autorizó en 2005 una soya RR resistente al herbicida glifosato y Morales en 2019 la HB4 para biodiesel, pero no para uso alimentario.

El objetivo del nuevo decreto es mejorar la productividad en Bolivia para competir ante el mercado internacional, con biotecnología que ayude a la seguridad alimentaria nacional, sin que el decreto suponga que vayan a ser autorizados transgénicos de forma inmediata, ya que las pruebas pueden durar varios años, añadió.

El decreto sumó esta jornada un nuevo recurso de inconstitucionalidad presentado esta vez por la Defensoría del Pueblo de Bolivia, que como otro anterior de la senadora María Elizabeth Oporto, del Movimiento al Socialismo (MAS), se basa en que no se respeta normas como la propia Constitución y tratados internacionales firmados por el país, que protegen la salud y el medio ambiente ante organismos genéticamente modificados.

La semana pasada la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, emitió una norma que autoriza “de manera excepcional” y con “procedimientos abreviados” que se investigue en maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya genéticamente modificados, tanto para el consumo interno como para la exportación.

La norma es alabada por grupos como la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo de Bolivia, un importante colectivo agroindustrial especialmente en Santa Cruz, la principal región agrícola del país, pero rechazada por asociaciones ecologistas, sociales, de consumidores y colegios profesionales, entre otras.

La crisis económica derivada de la pandemia por coronavirus ha traído imágenes que no se veían en Chile desde los tiempos de la dictadura: miles de personas que viven en barrios con menos recursos comen cada día gracias a las “ollas comunes”, símbolos del hambre y la pobreza que acechan de nuevo al país.

Brasil, el principal productor y proveedor global de café, se ha exportado 3.3 millones de sacos (60 kg) de café en el mes de abril.

La pandemia de coronavirus ha dibujado un panorama incierto para muchas empresas, sobre todo para las de nueva creación, pero entre la espada y la pared, Miguel Ángel Ramírez, gestor de una nueva explotación agrícola en México, ve el vaso medio lleno.

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