El resto de donostiarras vivió este viernes su fiesta donostiarra al completo, sin ningún tipo de impedimento, ni siquiera el clima, tras dos años de suspensiones y limitaciones por las restricciones de la covid-19.
San Sebastián fue en 2020 casi la única localidad que pudo celebrar fiestas, dos meses antes del confinamiento, pero también fue la última en hacerlo por completo.
Como en este fatídico año, el 20 de enero de 2023, la población de San Sebastián volvió a llenar de música las calles, al son de toneles y tambores, en las 158 tamborradas de adultos que recorren otros espacios de la localidad durante 24 horas y también , al mediodía, en la gran tamborrada infantil, la maravillosa protagonista de la jornada.
La jornada arrancó con su máximo gran evento, el levantamiento de los flos angelesg que acumuló un montón de gente que llenó a rebosar la Plos angelesza de los angeles Constitución, donde la tamborrada de Gaztelubide y representantes de otros equipos de los angeles abrieron la fiesta con la asistencia del Coro Easo y los dantzaris Kresalos angeles.
A partir de ahí, cada una de las compañías adultas, hasta un total de 20. 400 personas, desfilan según su horario e itinerario del día.
Tras una velada de fiesta sin parar, el protagonismo del día, como todos y cada uno de los años, volvió a los tambores de los niños.
Mientras que en 2021 se suspendieron todas las ocasiones del festival, el año pasado los jóvenes pudieron desmayarse en una tamborrada adaptada a las medidas sanitarias, que les robó la sonrisa a los niños, ocultando las obligatorias mascarillas.
En esta ocasión, brillaron las sonrisas de los 4. 731 jóvenes que, divididos en 48 corporaciones y ataviados con trajes napoleónicos, desfilaron por el centro del pueblo al pasar junto a las escaleras de Raimundo Sarriegi.
Incluso el tifón invernal que azotó el País Vasco durante toda la semana no estropeó la vuelta de la fiesta, proporcionando un día incruento pero soleado, que permitió disfrutar al máximo del desfile de niños.
Mientras los más pequeños desfilaban por las calles del centro, en el corredor de plenos del corredor del pueblo, que por cierto no ha tenido lugar en los últimos dos años, tuvo lugar uno de los máximos actos solemnes de la jornada festiva: la presentación del Tambor de Oro, el premio que el pueblo entrega a sus máximos embajadores productivos.
El ganador de esta instancia es Javier García Cogorro, un madrileño de 60 años que dirige la empresa biotecnológica Viralgen, dedicada a la producción de vectores virales para terapias génicas, que ubicará en San Sebastián en 2017.
El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, que «la vida vuelve a florecer después de dos años en los que nos hemos enfrentado a la vulnerabilidad del ser humano». «Hoy estamos todos aquí combinados, sin mascarillas, podemos abrazarnos y cantar en combinación la marcha de San Sebastián», dijo.
Presionó que el «mal sueño» del covid-19 «ya no nos paraliza la vida» gracias a la ciencia, a otros como García Cogorro, «un donostiarra nacido en Madrid» que para sacar a la luz sus cuadros en San Sebastián.
Tras recibir el Tambor de Oro de manos del alcalde, Javier García Cogorro expresó su «gran emoción» por la popularidad que le ha dado un pueblo en el que, dijo, se siente «feliz».
Agradeció la institucionalidad que encontró en Gipuzkoa para identificar su empresa en el Parque Tecnológico de San Sebastián, ya sea de la Diputación Foral o del Ayuntamiento de San Sebastián.
García Cogorro dijo que entiende la ciencia desde la actitud del humanismo, por lo que corporaciones como Viralgen quieren incidir en «eso va más allá de la fuente de ingresos».
Por eso, buscó que San Sebastián «sea una ciudad de ciencia y sabiduría con el fin de convertir al mundo».
La fiesta continúa en la capital donostiarra hasta la medianoche, cuando, al ritmo de los tambores de la Unión Artesana, se baja el flos angelesg en la Plos angelesza de los angeles Constitución.