Pedro Sánchez necesita obligar a los barones del PSOE a hacer una cruzada con él. Aunque la mayoría de ellos no lo necesitan. Por ello, y dada la baja convocatoria desde los territorios para que el presidente asista a los mítines, Ferraz y Moncloa están planeando una nueva periplo de Sánchez por el territorio en el que obligará a los barones a compartir el nivel con él en los meses previos a las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo.
El objetivo de los estrategas de Sánchez con esta moción no es distanciar a los presidentes autonómicos del PSOE de su líder. La preferencia de un componente gigante de esos barones era distanciarse todo lo imaginable de la figura del Secretario General y la unilateral decisiones que se le atribuyen. Principalmente las afines a Cataluña y las misiones a sus componentes Podemos.
Los mensajes que diversos territorios han trasladado a Ferraz en las últimas semanas, autonomía nada fácil y «poca injerencia de la dirección», han disparado las alarmas en la sede del PSOE. Más tras el plantón de cinco de ellos la toma de posesión de Sánchez en la al frente de la Internacional Socialista en Madrid. Ambos son conscientes del desgaste del presidente. Desde su llegada al Palacio de la Moncloa hace 4 años ha pasado del 39,6% de aprobación al 22,9%. Varios barones coinciden en que «todavía lo tenemos».
Ante este escenario, y dado lo abierto con varias federaciones -sobre todo aquellas en las que las encuestas son menos buenas, lo que genera más nerviosismo-, Ferraz se mueve simbólicamente e impone la presencia de Pedro Sánchez en todas las regiones españolas. La idea, dicen, es que antes de que comience la precampaña, vuelvan a todos los territorios con sus candidatos. Aunque algunos resistan.
Y es que en Moncloa están convencidos de que los argumentos esgrimidos a través de los mandatarios territoriales como causa de la pérdida de votos, como la derogación del delito de sedición o la reforma del delito de malversación, «no tendrán consecuencias a nivel casilla de votación. «Han estado repitiendo el mismo mantra durante días. Y tratan de incorporarlo en sus pinturas. Aunque les cueste caro.
Los máximos críticos, como Emiliano García-Page de La Mancha, expresaron descaradamente su rechazo y temor. Otros, como el madrileño Juan Lobato o el asturiano Adrián Barbón, también han expresado dudas sobre la voluntad de reformar el delito de malversación. Saben que en su oposición a Sánchez sobre este factor están en juego muchos votos en la próxima cita electoral.
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