El jueves, la Corte Suprema de Rusia dio un paso importante al prohibir el activismo LGBTQ, lo que supuso un golpe contundente a los defensores de los derechos de los homosexuales y las personas trans en un país conocido por su ideología conservadora.
El Ministerio de Justicia señaló en un comunicado que la medida se tomó luego de analizar que el movimiento LGBTQ+, promueve puntos de vista de ‘naturaleza extremista’, actuando en contra de los valores sociales y religiosos de la nación.
Mediante el término «movimiento civil LGBTQ internacional», Rusia lleva semanas «expulsando» a todos sus ciudadanos que forman parte de esta organización o que están a favor de ella.
Aunque la red LGBTQ no es precisamente una organización, el gobierno ruso es demasiado gigante para no proteger sus raíces conservadoras y clásicas.
Antes de que se diera a conocer el veredicto del Ministerio, Max Olenichev, abogado de derechos humanos y que trabaja con la comunidad LGBTQ+ en Rusia, mencionó que el gobierno considera cualquier tipo de apoyo a esta ideología, sin importar lo grande o pequeña que sea, como una práctica extremista.
«Aunque el Ministerio de Justicia afirma calificar de extremista a una organización inexistente, el ‘Movimiento Cívico Internacional LGBTQ’, en la práctica puede haber ocasiones en que las autoridades rusas, con esta resolución judicial en mano, la apliquen en contra de Personas LGBTQ activas. Iniciativas en Rusia, como componente de este movimiento cívico.
Debido al peso del tema, varios activistas de la red LGBTQ intentaron interactuar en el proceso, pero sus esfuerzos por proteger sus derechos fueron rechazados por la Corte.
La acción tomada a través de la Corte Suprema de Rusia expone de manera muy obvia la posición del gobierno del presidente Vladimir Putin, que ha hecho todo lo posible para «erradicar» el movimiento LGBTQ.
El 19 de julio de este año, el espacio del Parlamento ruso aprobó una ley que prohíbe las operaciones de reasignación de sexo, así como la reasignación de género en documentos oficiales y registros públicos.
En este caso, Rusia se considera que al impedir que una persona pase de hombre a mujer mediante cirugía, protege a su población de las «ideas satánicas» influenciadas por Occidente.
Con AP