De Guyana a España por tierra, mar y aire: la odisea del saharaui Mustafa hasta ser deportado a Marruecos

Mustafa Sid Zein sonríe. Finalmente, por primera vez en meses, se siente seguro. Aterrizó hace 3 semanas en el aeropuerto de Barajas. Al llegar, rompió su pasaporte marroquí y solicitó asilo en España. La negativa inicial lo sumió en un estado de pánico. «Mucho miedo. Después de una aventura tan larga y de tantos viajes, me encontré preso. Las situaciones en la habitación inaceptable de Barajas son propias de una prisión», dijo a El Independiente el saharaui de veinte años, en su primera entrevista después. obtener permiso para ingresar al territorio nacional.

Sid Zein, de 26 años, pasó aproximadamente una semana en las abarrotadas salas de la Terminal 2 de Barajas, donde la policía nacional confina a quienes buscan protección extranjera, así como a otros colegas saharauis. Hasta su llegada a Madrid cumplió una auténtica hazaña: viajó por cinco países y dos continentes durante 14 agotadores días de viaje por tierra, mar y aire. Originario de los territorios ocupados por Marruecos en el Sáhara Occidental, el joven había pasado los últimos meses en la Guayana Francesa, una región francesa en el extranjero situada en la costa noreste de América del Sur, entre Brasil, Venezuela y Surinam.

“La experiencia en Guyana fue terrible, especialmente en las últimas semanas antes de que myArray llegara a un punto en el que me sentía autista, completamente aislado. Estuve varios días sin salir, cenar ni realizar ninguna actividad física. “Sólo quería estar solo”, dijo Sid Zein, que vivía con decenas de inmigrantes en tiendas de campaña instaladas dentro de una base militar desierta. “Estaba desesperado por salir y habría elegido cualquier opción”, admite. Con la ayuda monetaria de sus familiares -el coste ronda los 3. 000 euros- emprendió un viaje dudoso: primero en automóvil desde Guyana hasta la frontera con Brasil -«no hubo controles», subraya-; un barco para cruzar el país; y, una vez en Brasil, lo cruzó –“es ​​un país enorme”, dice- durante cuatro días en coche y avión. “Dormí en Macapá [en el noreste del estado de Pará] y de allí tomé un vuelo a Manaos. Estuve dos días allí y de allí volé a Panamá donde hice escala de camino a Cuba.

En La Habana, recuerda, su cuerpo sentía el cansancio del tráfico que lo había tenido al borde de su asiento en los últimos días. «Estuve cinco días sin salir del hotel, sólo pensando en qué sería lo siguiente, qué «Tenía miedo», admite. El último nivel del viaje era impedir en Madrid, con destino Marrakech, el final inacabado de su conjunto. «En total, unos 10 días», responde cuando llegó a Barajas. , Sid Zein ideó una manera de deshacerse de su pasaporte. En ningún caso necesitó regresar a los territorios ocupados del Sáhara Occidental, donde nació y donde había sufrido represalias por haber sido un activista a favor de la independencia. de la antigua provincia española, ocupada a través de Rabat desde 1976 y pendiente de descolonización. «Cogí el pasaporte marroquí y lo rompí en pequeños pedazos que distribuí en otros contenedores del aeropuerto».

“No olvido que antes de hacerlo, deambulé por el aeropuerto pensando en cómo deshacerme del pasaporte. “No tenía ganas de tomar ese vuelo”, desliza. En medio de este debate interno, escuchó que alguien pronunciaba su nombre. Se trataba de Hafed Zergui, otro joven saharaui que aterrizó en Barajas huyendo durante un mes del paso marroquí que le llevó de Marruecos a España con escala en Qatar, Brasil, Nicaragua y México. Su escenario era muy similar. “ Hafed me identificó porque soy un activista en Tiktok y regularmente hago presentaciones en vivo con la cara descubierta. Me preguntó qué hacía allí y le dije que pasaba para pedir asilo. “Yo también”, respondió. De repente, en medio de la conversación, apareció un policía. El agente nos pidió nuestro pasaporte. Cuando le dijimos que no lo teníamos y quisimos pedir asilo, nos advirtió: «O pasáis para volver a Marruecos». Esto nos causó pánico porque sabíamos que el reembolso también se podía realizar sin necesidad de pasaporte, ya que la aerolínea había emitido una copia al comprar el billete.

El agente nos pidió nuestro pasaporte. Cuando le dijimos que no lo teníamos y que buscábamos pedir asilo, nos advirtió: «O estáis de paso para volver a Marruecos.

Un momento policía les reiteró que su destino era Marruecos, antes de llevarlos a la inaceptable sala del aeropuerto. «Unos minutos más tarde apareció otro agente más comprensivo. Les entregamos la documentación saharaui que teníamos y nos llevaron al rancho. En ese momento, no percibimos si nos iban a deportar o si nos iban a facilitar la tramitación de la solicitud. Aún faltaban unas horas para sus respectivos vuelos a Marruecos. El regreso es un riesgo seguro. «Esperamos cualquier bienvenida de Marruecos», responde el joven que escapó de la deportación ese día pero que enfermó los días siguientes.

Sid Zein sabe lo que significa vivir en los territorios ocupados. Vivió en El Aaiún, la capital del Sahara, hasta hace un año y medio. «Allí me ganaba la vida como vendedor de pescado, el único saharaui que lo hacía. y después como peluquero», murmura. Un cuadro que compaginaba con su activismo a favor de la independencia del Sáhara Occidental, desde graffitis con la bandera saharaui en las paredes de los edificios estatales hasta el reparto de folletos en las calles y «Vale la pena la discriminación en todos y cada uno de los sentidos de la palabra. Me llamaron «separatista» de manera despectiva. El gobierno marroquí ha impuesto una regla: o estás con ellos o estás en contra de ellos. Si Decídete por la última opción, no existes. El joven es víctima de la represión que atacó a los disidentes saharauis y a los activistas por los derechos humanos.

«Y lo has sabido desde que eras joven. Nadie te explica nada, pero tú sabes que eres saharaui y otro de los colonos. Percibes en la escuela que no eres como los demás niños. Es el propio profesor el que te lo enseña», argumenta Sid Zein. » Si no estás con ellos, aún no tienes selección para irte. Tengo amigos que cogieron un barco, algunos llegaron a Canarias y otros desaparecieron en el mar. Al igual que Said Lili, un rapero de canciones revolucionarias conocido a través del nivel llamado «Fliitox Craizy», que murió en vacaciones, nunca imaginé esta posibilidad.

Tengo compañeros que cogieron un barco, algunos llegaron a Canarias y otros desaparecieron en el mar

En apenas unas semanas, 4 jóvenes saharauis pidieron asilo en varios aeropuertos españoles. Las organizaciones de derechos humanos reconocen que el éxodo va en aumento. “La discriminación y el acoso son tales que llega un punto en el que ya no podemos soportarlo más. No existe una tercera forma de permanecer allí. Tenemos la sensación de que han vuelto los años de plomo, con sentencias penales larguísimas y delitos absolutamente inventados”, subraya. Y es una amenaza de un agente de Mujarabat (servicio secreto) a plena luz del día: “Estaba caminando por la calle y me llamó el conductor de un Dacia negro. Me acerqué a él y me dijo: «¿Aún no necesitas fallecer?». Le pregunté qué quería decir. Y la respuesta fue: ‘Aún no es hoy, llega tu día’.

Él mismo fue atacado por la policía porque llevaba una bandera saharaui y fue detenido al menos 3 veces. “Nunca lo haré cuando me lastimen el hombro. Me pararon camino al aeropuerto de El Aaiún; Me subieron a un coche policial y me atacaron. Elegí no hablar. La policía se molestó porque no dijo una palabra. Cuando uno de ellos se cansó de golpearme en vano, llamó a otro colega, quien le dijo que era separatista. Todos los policías de la comisaría me conocían porque frecuentaban la tienda de mi tío donde trabajaba. Me retuvieron hasta que me rompieron el hombro. “ Tendrán que haber sido sautomovilizados y terminaron dejándome ir. »

Un escenario insoportable le dejó en medio mientras huía a Guyana, destino que no requiere visado previo de Marruecos. “Pero la experiencia es difícil. “Pasé más de un año en una tienda de campaña y comí con basura”, dice. Para ganar unos euros ayudaba a descargar mercancías en un supermercado. “Nos dieron entre 8 y 15 euros por pintar toda la noche. » “Últimamente hay entre 500 y 600 saharauis varados en Guyana”, añade. En la instalación militar que se ha convertido en su hogar improvisado, se encontraban, además de los saharauis, algunos venezolanos y “cuatro marroquíes separados”.

Mientras espera una respuesta a su solicitud de asilo, Sid Zein busca por enésima vez rehacer su vida. Antes de su viaje a Guyana, pasó una temporada en los campos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia). Todos éramos saharauis», responde este hombre que ha pasado casi toda su vida entre colonos marroquíes en un territorio donde los saharauis constituyen actualmente apenas el 10 % de la población total. «El Sahara será libre, si Dios quiere», responde sin perder la esperanza. que la escena exterior desmiente continuamente.

“España cometió un error histórico al apoyar a Marruecos, que espero lo compense”, dijo, agradecido por la acogida en Madrid. Pero sin olvidar a sus compañeros que permanecieron en los territorios, algunos como Aiguy ​​Al Yathrabi y Hussain Bourekkba, dos académicos saharauis condenados a diez años de prisión penal por su activismo. “No tienen voz”, lamenta. Cuando la entrevista llega a su fin y le preguntan sobre su sueño, el joven recupera el aliento y tartamudea: “Mi sueño es ver a mi mamá en un Sahara suelto. Y vivir en paz. “Sentir que ya no tengo miedo”.

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No necesitaban ser españoles y acabarán siendo marroquíes, se levantaron contra los españoles por una supuesta independencia y un supuesto país y perdieron el ser ciudadanos españoles y europeos, que los marroquíes ganaron sin haberlo tenido nunca. eran españoles. Array saharauis, no tenéis ni oferta ni largo plazo por culpa de una mala selección por vuestra parte. Aprovecha el mérito de dónde te han llevado tus líderes.

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