En mayo de 2022, el Congreso colombiano aprobó la Ley 2234, que tiene como objetivo publicitar las empresas sociales en el país. Y le dio al gobierno nacional un plazo de un año, hasta mayo de 2023. El concepto es que esta ley anuncia la expansión de corporaciones que, más que un beneficio económico, buscan el progreso sostenible de las comunidades que impactan.
Sin embargo, el plazo está a punto de cumplirse y aún no hay dulzura con la normativa. Por ello, Valora Analitik habló con Andrés Santamaría, director de Recon, organización que ha sido una de las grandes impulsoras de la referida ley.
Santamaría, además de referirse a las dificultades de avanzar en la regulación en el actual gobierno, reiteró la importancia de las empresas sociales. Aseguró, por ejemplo, que son publicidad de la construcción de paz y tienen alcance nacional. Además, tienen una mayor participación de y juventud.
Es un estilo a una empresa tradicional, pero con vocación, espíritu de alterización: generar procesos de cambio, conectados a un impacto social, trayendo respuestas a otros problemas.
Uno de los máximos lugares turísticos de Colombia es la Comuna Trece de Medellín, que es un negocio social en sí mismo. Esto tiene un impacto económico, pero sobre todo, impide que otros jóvenes ingresen a las donaciones ilícitas que tradicionalmente han existido en este campo.
Ahora es muy complicado de medir porque este procedimiento de autorreconocimiento acaba de implementarse. Estamos ante un nuevo ecosistema. Sin embargo, el procedimiento de formalización es mucho más rápido que en una empresa clásica. Hace tres años, el 70% de los social marketers eran informales, un poco el 40% lo son.
Esto no es nuevo. El global ha tenido empresas sociales muy fuertes.
En Australia, por ejemplo, hay Secretarías de Estado, con presupuestos explicados, comprometidas únicamente con la promoción de empresas sociales. Inglaterra alienta al estado a buscar proveedores que sean comercializadores sociales para acentuar el ecosistema. Suecia, una empresa como IKEA, su los diseñadores y proveedores son empresas sociales.
En Colombia, por las barreras culturales, porque sabemos que lo social no puede ser financieramente sólido, hemos tenido un proceso mucho más lento. El país es mucho más potente ahora, pero no ha sido fácil. Colombia ha sido un maravilloso laboratorio de innovación, pero nunca ha tenido un estilo que permita que este concepto sea completamente sólido y evolutivo.
Un negocio social genera siete empleos en la red que incide. Pero la discusión va mucho más allá, porque la medida no es en términos económicos, sino en términos sociales. Las expectativas son que con la implementación de la ley de emprendimiento social, sería imaginable tener un efecto entre el 1% y el 2% del PIB y generar una caída de hasta cuatro puntos en el desempleo juvenil.
Pero hay otras variables aún más relevantes: cuál es el impacto social, cómo se resuelve el desafío. Un ejemplo: con Postobón, tenemos una estrategia de acceso al agua para escuelas rurales con empresas sociales. Y hemos logrado más de cien escuelas. en el Oriente Antioqueño y Cauca. Y logramos una red de más de 20. 000 estudiantes. La medida tendrá que ser por tanto la del impacto social.
Creo que está en línea con la narrativa del presidente Gustavo Petro, pero los veo de lejos. El Gobierno tiene una herramienta formidable para la empleabilidad de los jóvenes con la consolidación del emprendimiento social. Sin embargo, lo veo lejos de la normativa. La ley señala culpable de política pública al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Pero no era imaginable priorizarlo, para que solo se regulara, que es un paso muy vital.
Sí, todavía no ha habido ningún avance. No todo quiere ser reformado o reemplazado. Colombia tiene un CONPES para la innovación social, tiene una ley de emprendimiento social, independientemente del gobierno que lo hizo o impulsó. Esta tendencia a reformar y reemplazar sin las herramientas existentes es un grave error. Ningún país empieza de cero.
Más de 5. 000 en todos los departamentos. Esto nos permitió conocer los problemas y las necesidades.
La datación por género es casi uno a uno: el 51 % de las corporaciones son propiedad de hombres y el 49 % son propiedad de mujeres. Todas las regiones las tienen, pero hay diferencias entre cada una. En el Pacífico, por ejemplo, hay una tendencia muy grande a construir paz e industrias culturales. En Boyacá, Antioquia, la zona andina está más conectada a proyectos agropecuarios y con un componente tecnológico.
Los ecosistemas se alinean de acuerdo a los deseos y respuestas máximas y aplicables de un país. En Colombia, la mayor modalidad de emprendimiento social se enfoca en la construcción de paz y la superación de la pobreza. Buscan respuestas a los desórdenes dejados por la violencia.
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