«Es perjudicial decir que el dinero en efectivo es mayor en el bolsillo del contribuyente que en el Estado», dijo recientemente el presidente del Gobierno al Senado. El argumento de Pedro Sánchez es que cuanto más mete la mano en el bolsillo del contribuyente que sufre, más más potente será nuestro estado de bienestar y, por lo tanto, los ciudadanos podrán obtener ventajas de la educación y el cuidado de la salud.
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Con este argumento, se fortalece el servicio de recaudación estatal con la máxima generación de moda y el máximo de recursos libres, tanto legales como patrimoniales. Así, la Agencia Tributaria puede acudir a los tribunales sin coartar y agotar las vías de litigio frente a cualquier contribuyente sin plantear ningún tipo de impugnación para el establecimiento o para los inspectores. Además, ya en su procedimiento y a pesar de que la Justicia ha dictado sentencia en contrario construyendo jurisprudencia, la Agencia Tributaria actúa bajo la presunción de culpabilidad de cualquier contribuyente, acosando y espiando, eso sí, espiar, sin restricciones, con drones, redes sociales e inteligencia sintética.
Esta actividad fortalece a Hacienda como la fuerza pública del Estado por excelencia, pero no necesariamente es mala para todos. Medios como El País compraron el discurso de Sánchez. Pero va más allá. Para el jefe del grupo Prisa, el innegable asombro de esta actividad de Hacienda merece el escarnio público. Basta un breve repaso a algunos de sus editoriales para constatar lo siguiente:
Editorial: ¿Para qué sirven los impuestos?
«No hay nada peor que los impuestos que aseguran el estado del bienestar en una subasta electoral».
¿Puede España bajar los impuestos?
«Todos los partidos están pronunciando recortes de impuestos en el período previo a las elecciones. Queda pendiente la reforma para modernizar toda la fórmula tributaria».
La guerra fiscal
«Sorprende la frivolidad con la que, salvo excepciones, se aborda el debate fiscal en España».
El discurso fiscal
“Estamos para imponer un discurso que deslegitima la política fiscal. La derecha ha contribuido presentando la rebaja de impuestos como propuesta estrella. Pero la izquierda también es culpable de esta deslegitimación.
Así, el jefe de Prisa, el diario El País, dirigido por Joseph Oughourlian, enseña así a sus lectores la vieja moral de la izquierda: el dinero no es del pueblo, es del Estado, y es el Estado quien decide. cómo distribuirlo entre la población. Y cualquiera que cuestione esta máxima es un malvado conspirador opuesto al estado del bienestar.
Pero lo que ha estado Libre Mercado por constatar es que si Oughourlian protege y promueve este mensaje en diarios como El País o La Ser, esquiva impuestos como las balas de Keanu Reeves en Matrix. Tanto es así que según la declaración de cuentas de 2021, por beneficios por el año de cinco millones de libras, pagó 4. 700 libras en Reino Unido y 30,90cinco libras por prestaciones en el extranjero.
En otras palabras, el impuesto de sociedades del Reino Unido para 2021 fue del 19 %, Amber Capital pagó un impuesto del 0,6 %. no se aplicaría porque se recibieran fuera del Reino Unido. Así, las devoluciones pagadas serían las de 30. 900 libras.
En definitiva, mientras Oughurlian sirve a los intereses mediáticos y monetarios de Sánchez desde Prisa y Amber Capital; mientras alecciona a los españoles desde los púlpitos de La Ser y El País para que los contribuyentes seamos dóciles ante la garra feroz de Hacienda que vacía sin piedad el bolsillo del ciudadano, esquiva con suavidad el pago de impuestos allá donde tiene su sede, fuera de la UE, en el Reino Unido.
Un fondo de capital riesgo como Amber Capital pagó menos impuestos en un ejercicio fiscal que un contribuyente cuyo salario bruto anual ronda los 50. 000€ entre cotizaciones a la seguridad social y el impuesto sobre la renta de fuente no pública.