Pedro Sánchez ha aterrizado este miércoles en Lanzarote para disfrutar de la primera parte de sus vacaciones. El presidente socialista se ha desplazado a la isla en Falcon, su medio de transporte preferido. Ese gusto por el avión presidencial ha sido motivo de polémica en numerosas ocasiones, y también el secretismo con el que el Gobierno trata de ocultar los desplazamientos del presidente.
Con su esposa, Begoa Gómez y sus hijas, Sánchez se hospedó en el palacio «real» de La Mareta. Un departamento que adquiere especial importancia esos días, porque su estructura se ordenó a través del Rey Hussein de Jordania en los últimos años setenta, quien duerme en el pasado y se lo dio a Don Juan Carlos.
Con acceso directo al mar, la finca se compone de diez bungalows de una y dos plantas, el principal, con dos dormitorios, piscina y otras terrazas. Además, cuenta con gimnasio, otras dos piscinas, cancha de tenis, cancha de baloncesto y un césped gigante de 10.000 metros cuadrados. La construcción reproduce la arquitectura clásica de las Islas Canarias, en un estilo colonial, con paredes blancas y balcones.
Patrimonio Nacional ha realizado una serie de adaptaciones técnicas en el vallado de la exclusiva finca de 30.900 metros cuadrados. Concretamente en la zona norte del perímetro, el más expuesto a las miradas indiscretas, ya que colinda con una vía de tránsito público. Desde la calle Los Volcanes es posible ver con claridad algunos de los equipamientos de la residencia, como el helipuerto o una zona donde se ubica una de las piscinas de la casa.