La ganadora de OT 2017 cuenta su experiencia en este especial de Amazon Prime Video.
‘Amaia: Una vuelta al sol’ empieza desde el principio: es mayo de 2012 y una jovencísima Amaia Romero es expulsada del programa ‘El número uno’. Su brillante trayectoria en el concurso musical acababa con Mónica Naranjo arrodillada a sus pies pidiendo perdón. «Te juro que te estoy haciendo el favor de tu vida», le dijo. «Si ahora mismo haces una pausa en el camino y lo retomas dentro de unos años, entonces volarás; pero si te quedas aquí, con lo pequeñita que eres, te devorarán», añadió, mientras mandaba a la concursante a su casa. Amaia siguió su consejo (o no) y se volvieron a ver las caras en ‘Operación Triunfo’ en 2017, de nuevo como concursante y miembro del jurado respectivamente. Y esta vez, ahora sí, se llevó no solo el gran premio como ganadora, sino también el corazón de miles de espectadores.
Parece que hace una eternidad desde que Amaia ganó ‘OT’ con su delicada voz, su habilidad con el piano y su hipnótica personalidad. Pero pocas veces pensamos, como ya ocurrió en la primerísima edición del programa, en cómo un grupo de jóvenes entran siendo unos completos desconocidos y salen siendo unas celebridades que no pueden ni ir a comprar el pan sin que les pidan una foto. Quizás esta nueva generación se ha mostrado más preparada (nadie ha salido a anunciar su ruptura en chándal, de momento), pero el viaje de Amaia nos muestra que los cambios no son solo externos, los evidentes, sino sobre todo los que ocurren dentro: el tembleque de la autoestima, el miedo a decepcionar, la presión de ser una niña prodigio en un mundo que no llega a entender entender y en el que tiene que tomar decisiones trascendentales a cada segundo.
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Aún dentro del coto controlado en el que se mueve este documental producido por Universal Music Spain y distribuido a través de Amazon Prime Video, si hay algo que Amaia no puede evitar es hablar honestamente. Y esa verdad es confusa, desordenada, caótica y terriblemente encantadora. Lo muestra cuando pone los espaguetis en agua fría porque no tiene paciencia, cuando busca su disco en el Fnac para comprobar que está, cada vez que tiene la cara pegada a la pantalla del móvil como si no hubiese nada alrededor, cuando detiene un concierto porque se ha liado con la letra y quiere empezar de nuevo… Su magia reside en la espontaneidad de lo que hace, lo que dice y lo que representa, ya sea rompiendo estándares estéticos dejándonos ver los pelos de sus axilas (no como protesta, sino porque, dice, se le olvida depilarse) o luchando para que, por encima de todo, los que le rodean sean amigos y no un séquito.
En los 50 minutos de ‘Amaia: Una vuelta al sol’, la joven cantante habla de su experiencia en el programa que le ha dado la fama («No sabíamos muy bien a qué íbamos», confiesa), aunque ni rastro de su relación con Alfred García o con cualquiera de sus excompañeros. También reflexiona sobre la persona que han visto los espectadores durante los tres meses que duró OT: «Me da rabia y me siento mal por la imagen que yo haya podido dar en el programa… Como muy infantil, inocente, igual tonta, como que no se entera mucho de las cosas». Pero, sobre todo, el documental se centra en esta nueva etapa llena de sentimientos agridulces que ha vivido en los últimos años con la preparación y grabación internacional (de Nueva York a Chile) de su primer disco, ‘Pero no pasa nada’, así como los ensayos para la gira y los primeros conciertos en los que dio a conocer por primera vez su música original.
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Escondida siempre entre las versiones de sus canciones favoritas, que también forman parte de esta película, vemos cómo Amaia se enfrenta por fin a ese momento en el que pones tu corazón sobre la mesa y esperas que nadie lo aplaste. Los nervios, las dudas, los fallos técnicos que provocan un mar de lágrimas. La autoexigencia le pasa factura, la búsqueda de la perfección es una carga. Se cuelan vídeos de su amiga e ilustradora Rocío Quillahuaman que reflejan muy bien este estado de pánico que, como las procesiones, lleva siempre por dentro.
Mosaico de ‘stories’ de Instagram, recuerdos y música, ‘Amaia: Una vuelta al sol’ no es solo una hora de contenido valiosísimo para los ‘amaiers’, sino también una manera para los no iniciados de conocer a Amaia Romero más allá del personaje público. Más allá del «qué horror», «qué vergüenza», «me encanta mirar a los aspersores» o «qué dices de surfero si yo soy de Pamplona». La artista que empieza a desarrollarse ante nosotros ha madurado sin perder la esencia, y ahora trabaja por encontrar su lugar en el escenario música español. Pero eso sí: marcando su propio ritmo.