La adopción de esta doctrina formaliza la profunda ruptura entre Rusia y los países occidentales desde el inicio de la ofensiva contra Ucrania en febrero de 2022, que llevó a la OTAN a consolidarse y expandirse ya Moscú a China e India.
En un documento de más de 40 páginas, que en contenido y tono recuerda la Guerra Fría del siglo pasado, Rusia se presenta como la defensora del mundo de habla rusa, frente a unos occidentales que pretenden «debilitarlo por todos los medios».
El nuevo documento, publicado en el sitio web del Kremlin, reemplaza una versión de 2016 y no se anda con rodeos.
«Rusia tiene la intención de dar atención prioritaria a deshacerse de los vestigios del dominio de Estados Unidos y otros estados hostiles en los asuntos globales», dice el documento.
En una asamblea de su Consejo de Seguridad Nacional, el presidente Vladimir Putin justificó esta sustitución en función de «los principales cambios en el escenario exterior», que obligan a Rusia a «adaptar sus documentos de planes estratégicos».
La nueva doctrina subraya «el carácter existencial de las amenazas (. . . ) creadas a través de los movimientos de países hostiles», y designa a Estados Unidos como «el instigador y conductor de la línea antirrusa», resumió el ministro ruso de Asuntos Exteriores. Relaciones, Serguéi Lavrov.
«En general, la política occidental de debilitar a Rusia por completo se caracteriza como una guerra híbrida de un nuevo tipo», agregó el ministro de Relaciones Exteriores, Lavrov.
Socios clave de China e India
Estados Unidos y sus aliados han puesto en marcha una serie de sanciones económicas contra Rusia, que los acusa de librar una guerra de poder en Ucrania mediante la entrega de armas a Kiev.
Rusia, aislada en Occidente, ha intentado acercarse política y económicamente a Asia, más exactamente a China, a la que considera un precedente en su nueva doctrina.
En la nueva estrategia, Moscú destaca la importancia de «profundizar las relaciones y la coordinación con los centros globales amistosos de fuerza soberana y progresión en el continente euroasiático».
Putin mostró una relación cómplice con su homólogo chino Xi Jinping en una cumbre en Moscú en marzo y la «naturaleza especial» de las relaciones entre los dos países.
Los lazos, sin embargo, parecen desequilibrados a favor de China, debido a la creciente dependencia de Rusia.
Finalmente, el documento presenta a Rusia como una «civilización» que reúne a los pueblos que perfilan «el mundo ruso». El concepto ha sido utilizado a través del Kremlin para justificar la ofensiva en Ucrania, donde pretende proteger a la minoría de habla rusa. .
Putin se presenta como el estandarte de los «valores tradicionales» de la Iglesia ortodoxa frente a la decadencia de Occidente, que también está en esta nueva doctrina.
El documento afirma que se trata de «neutralizar los intentos de imponer principios ideológicos pseudohumanistas y neoliberales, que conducen a la pérdida de la espiritualidad clásica y los principios éticos».